DOS SOMBRAS
Y el cuerpo resiente con gran pena,
el destello de una memoria lejana.
Mis neuronas heridas con placer,
como lo disfrutan hasta anochecer.
Lazando nuestras sombras gozarán,
bajo el umbral del regio zaguán.
Y nuestro beso inmenso, gigante,
nos devora y no acabará en Levante.
Ya febril abrazas mi varonil sombra,
con tu sombra torneada de hembra.
La horas de la noche se extienden,
pues así nuestros cuerpos quieren.
Son adorables tus diminutas pecas,
más cuando, conmigo, feliz pecas.
Y yo las beso devoto, ¡cuánto las beso!
tus palpitantes palomas, soy confeso.
Y el tiempo que ya no corre, se queda
que la noche no pasa, ella es eterna.
Y ya no es posible omitir el querer,
ni más desear sino solo el entender.
Pues que tanto de todo ello podría ser
si contigo anhelo un nuevo renacer.
Y con el amanecer reverbera el dolor,
¿no ves, amada, que no llega el amor?
Ay, amor mío, ay de todos los ayes,
créelo bien, nunca jamás desmayes.
Luis Ricardo Landeo Ponce
Lima - Perú
Derechos reservados
Comentario
Muy lindo este poema. Bellas metáforas.
"Y el tiempo que ya no corre, se queda
que la noche no pasa, ella es eterna
Y ya no es posible omitir el querer,
ni más desear sino solo el entender
Pues que tanto de todo ello podría ser
si contigo anhelo un nuevo renacer"
Buen tema --
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