DESAPEGO
Es su hábito regalar amor a manos llenas,
pero no se apega a lo amado.
Cuida con pasión su libre albedrío.
Que no se enteren de su débil corazón.
Que no sepan que en sus soledades
retumban en sus recuerdos los adioses,
las veces que quedó sangrando ausencias.
Ama con intensidad,
Pero no permite que su alma se llene
de nuevas amarguras,
de cristales rotos.
Su sensibilidad es su peor desdicha,
Sufre al notar miradas sin brillo,
miradas distantes,
pasos que se alejan en las sombras de su vida.
Y se torna violeta de dolores
aceptando la indiferencia del desamor.
Se resguarda con el despego entre sus manos.
Carmen Amaralis Vega Olivencia
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