Dejo que el fuego queme el fuego

[Armando Acuña]

Dejo que el fuego queme el fuego.

Sí que hay

leña acumulada;

escaleras, castillos,
máscaras,
silentes bibliotecas,

polvo en la mirada.

Mientras el tren espera

con su propio fuego.

Es pequeña mi maleta,
cabe en un bolsillo.
Quizás un lápiz
y papel,
para dejarlos a un lado
cuando te cubra de abrazos.
En un vagón hay música.
No, son tus risas.
¡Pero qué hago aún en la estación!!

Escuchar en voz del autor

[Carmen Amaralis Vega Olivencia]

Armando, muy sentido tu hermoso poema, tienes una voz subyugante, gracias por permitirme escucharte, hombre hermoso, Amaralis

[Maria Beatriz Vicentelo Cayo]

¡Cuánta diferencia hay cuando se lee un poema y cuando éste se declama!  De hecho la entonación origina cambios.  Y digo esto, porque tu último verso no lo entendí del todo bien cuando leí tus letras, mas al poner tu grabación,  me expliqué ese maravilloso final!

Tu pluma te lleva por los parámetros de la singularidad!

Con sinceridad, me gustó.  Que no comulgue con aquello del fuego y bibliotecas al menos literalmente, no le resta a la satisfacción que me ha dado leerte y escucharte Armando Acuña!

En buena hora!  Te salió EXCELENTE!

Muchísimas gracias,  un abrazo

[Delia Pilar]

Precioso poema, muy original. 

El poeta deja discurrir su prolífica imaginación

y nos asombra con un cierre inesperado. 

Gracias por tu obra y por el recitado

que es ¡excelente!