Para escribir algo sobre sus pormenores, una mañana me fijé una tarea: Encontrar el silencio. En vano quise descubrir su permanencia en algún lugar de mi consciencia o en el reino misterioso de la mente, me sumergí y lo busqué en el infinito umbral de mi memoria. Y desde allí pensé, afuera está el caos:
El tropel de las tonalidades, reflejos y colores, el rumor de los pensamientos que cruzan vertiginosamente envueltos en vorágines de malas intenciones, la ventisca que acaricia mi rostro con estruendosos aleteos, el laberinto indómito y salvaje de la persistencia del tiempo, el sonido penetrante, agudo y los destellos lacerantes de la luz que estremece las fibras del cerebro, el espantoso y escalofriante rumor de las tinieblas, las vibraciones cortantes de una falsa sonrisa, el aura perversa y bulliciosa de la mente envidiosa, el flamear zigzagueante y maula de una actitud indiferente. En fin, el espasmódico sonido del silencio.
Entonces, me refugié en el más recóndito sitial de mi memoria, en busca de un sitio apaciguado, a penas hice acto de presencia en aquel sagrado y místico lugar, sentí un estrepitoso movimiento, como un diluvio entre astros y estrellas, como una tempestad con relámpagos y truenos, era el paso arrollador de los viejos recuerdos, que brotan, se precipitan y fulminan el espacio, como densos nubarrones en el cielo. Es el escandaloso bullicio de los pensamientos, emergen de recónditas profundidades inconscientes y se pasean raudos y apresuradamente buscando una salida a su esclavitud perenne durante tantos años, deambulan y rebotan en esa caja de resonancia hermética con fuertes vibraciones como una concha acústica.
Temiendo enloquecer en aquel refugio temporal, en el bullicioso tremedal de la memoria, decidí regresar y salí disparado hacia otros lugares, en busca del silencio, pero no lo encontré. Ahora me pregunto, ¡entonces!: ¿Dónde está el silencio?
En la respiración está el inicio y el final, cada respiración es una vida en miniatura, pero la vida es una larga respiración, te inicias con una aspiración y un grito y terminas con una exhalación silenciosa. En la respiración está el secreto del silencio, sigue tu respiración y llegarás a la meditación, para despejar el cerebro de pensamientos hasta dejarlo azulito como el cielo… Allí está el silencio.

 

 

 

 

© Cástor A. Olivier O.
El hijo del Cisne.
Venezuela.

Vistas: 189

Comentario

¡Tienes que ser miembro de ORGANIZACION MUNDIAL DE ESCRITORES. OME para agregar comentarios!

Únete a ORGANIZACION MUNDIAL DE ESCRITORES. OME

Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

Your image is loading...

Insignia

Cargando…