Día glorioso,
las bocas derramando palabras en colores
por los cristales de la vida.
Versos asomados a ventanas luminosas,
cristalinas,
centelleantes en mágicas miradas.
El Universo ha gestado un palpitar de versos místicos,
y germinan huesos entumecidos,
cuerpos queridos reflejando el verde interior de los palacios.
Las manos laboriosas derramando caricias sonoras al viento,
mientras las distancias se hacen minúsculas en la esencia vital
y no hay soledades si me encuentro
la caricia del verbo
entibiando la noche de media luna
junto al milagro de la resurrección.
Carmen Amaralis Vega Olivencia
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