En la noche oscura y sin luz se sentaba en su balcón esperando ver pasar a Samuel.
Ella, era la hija del regidor de la ciudad, y él era el hijo de la niñera, quien trabajaba en la casa del señor el Regidor. Sara y Samuel habían crecido juntos durante todo el tiempo en que María estuvo al cuidado de ella cuando fue niña.
Después de muchos años, María un día se eclipsó para siempre, en el más allá. Samuel ya grande, meses antes que perdiera a su mamá, partió en busca de trabajo, sin pensar que la niña esperaría algún día volverlo a ver. Sara, siempre guardaba en su mente y corazón los recuerdos de su niñez pasados con el alegre y juguetón Samuel.
Desde aquel día que él partió, ella se sentaba todas las noches en su balcón con la esperanza de, en cualquier momento, verlo pasar.
Las noches eran oscuras y la calle era alumbrada con la triste luz de un candil.
Su esperanza era tanta que, aunque él era de color, salía al balcón queriendo, aunque sea a media luz, su sombra poder divisar.
En ninguna de las noches ni a él ni a su sombra ella vio, pero guardaba las esperanzas de algún día tener, aunque sea noticias de él.
Años más tarde, Samuel ya no queriendo servir a un patrón gamonal se decidió servir a la patria que un día lo vio nacer, se enrumbó a un cuartel para después de ser soldado y llegar a ser coronel. Durante todo ese tiempo nadie supo más de él y después al verlo con uniforme nadie lo pudo creer.
La vida que guarda sorpresas un día muy cerca de ella, él pasó. Y fue cuando las autoridades celebraron el aniversario de fundación de la ciudad y ese día el programa festivo comenzó con el desfile militar.
Sara, fue invitada a la celebración y ese día tomó su lugar en la tribuna, junto con las autoridades y otros invitados más.
Samuel abrió el desfile, y llevaba con gallardía y orgullo la bandera bicolor.
Frente a la tribuna Samuel y la escolta marcan el paso, en ese momento todos se ponen de pie para saludar al flamante pabellón nacional.
Lo que tanto Sara había esperado, en un instante se volvió realidad, y bajo un sol de luz radiante vio desfilar al que menos ella pensó y a quien por mucho tiempo, solitaria, en las noches en su balcón verlo pasar esperó.
En ese día festivo, el encuentro abrió el romance entre la niña Sara y el coronel Samuel y más después los dos se unieron para siempre prometiéndose mutuo amor hasta la eternidad.
Una pareja no común, que en aquellos tiempos pusieron a un lado la discriminación de color, y formaron un hogar en la rígida sociedad.
Teodora León Salmón de Amiot -2010
Comentario
Interesante cuento.
Toda una vida de espera, con un final feliz.
Gracias por compartir, amigaza
Abrazotes van...
Muchas gracias Beatriz , por tu comentario, y que te haya gustado el producto de mi imaginación.
Saludos cordiales, amiga y que la estés pasando bien.
Teodora
Muchas gracias Edith , por leerme.
Saludos cordiales
Teodora
Muchas gracias Iris por tu comentario.
Saludos cordiales
Teodora
Me agradó leerte Teodora.
Cuando el amor es fuerte y verdadero
no importa el color de la piel,
ni la edad.
Todo se supera.
Bonito final.
Muy bueno
¡Ah que lindo cuento mi querida TEODORA! Y con un gran mensaje además, el AMOR no es prejuicioso, no sabe ni de color, ni de raza, ni por último de educación.
¡Un cuento hermosamente romántico que has relatado en forma espléndida, "hasta estuve sentada en la tribuna"! Las mujeres somos sumamente soñadoras, no cabe duda!
Mis felicitaciones amiga, grande es tu inspiración para beneplácito nuestro!
Un abrazo con mucho cariño
Agregado por Nilo 0 Comentarios 1 Me gusta
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