Oye, madre, aquí estoy, bajo la luna

como un caracol perdido en el laberinto de su concha

Acaricio mis pies, en tu mullido seno

mientras pienso en la larga herida que te cruza

Los galeones piratas ultrajan tus mares

desde siglos contabilizados por cada una de tus rocas

Aquellos roban tus tesoros y envenenan tus aguas

La vida azul se torna carmesí, comenzando el trazo de la herida

La máquina industrial devora tus entrañas

Oruga ferrosa de voraz apetito

que hunde su codicia hasta el centro de tu néctar

La herida se hace terrestre y más profunda

Caen a mi lado, las alas marchitas de mil pájaros

Escucho el llanto de los cedros y samanes

Las chicharras revientan su canto de auxilio

y las hormigas aceleran el paso de su destino

La herida se extiende hasta los cielos

El humo de tus bosques marchitos los nubla

El sol aparece enrojecido por la ceniza

Y el calor nos rodea como un traje a la medida

Madre, somos tan inconscientes...

Que blandimos el puñal que te hiere

en nombre de la vida y el progreso.

Y, sin embargo, sigues amándonos y acunándonos sin reparo

Aquí sigo, sentada bajo la luna

hundiendo mis pies en tu mullido seno...

Ninfa Monasterios Guevara

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Comentario

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Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

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