Tenía la vista por la edad nublada,
pero la mano de Dios no lo dejaba,
su rostro con el sol se sonrojaba,
a pesar de la vejez acumulada.
Le dio con amor diez nueces,
y cando vio que le salió una vana,
la arrojó sin piedad por la ventana,
y nadie sabe cuantas veces.
Se presentaba a ella enjaezado,
luciendo su mejor sonrisa,
y con el rostro bien afeitado.
Pero no le dio ni una caricia,
y a el solo lo miraba de lado,
sin brindarle su bella delicia.
J.Jesús Ibarra Rodríguez.
Delegado cultural UHE.México.
Derechos Reservados.2014.
Comentario
Jesús,
Me has hecho reír. Muy buen trabajo.
Saludos y bendiciones!
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