CODICIA
Codicia
No codicié y me otorgaron.
Pedí y me dijeron calla.
Igual a un animal de tarsos fríos
y moño generoso,
un ave blanca de cabeza chica,
sigo rastrillando el cieno,
en un pie o en dos juntos.
Fangotumba de la naturaleza del pájaro,
nunca consigo procurarme vuelo,
ni en la mimesis del grito
ni en la ondulante forma del gusano.
Sexta vértebra roma - astil escapular-
de qué valen mi cuello acechante
o la mirada mala (pelusas como seda)
si velando a la presa, inmóvil, soy lo mismo.
Nunca codiciarás
las cosas ajenas,
se nos dijo desde pequeños;
pero conforme el tiempo
pasaba lo fuimos olvidando
sobre todo en los tiempos
actuales en que la codicia
es el pan de cada día.
Todo codiciosos
y con la creencia de
que el que tiene más,
más vale...
Oh falso estigma
que pulula por todas
las cabezas.
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