y la pisoteó.
Hizo una casa de cartón
y la despedazó con las manos.
Hizo una casa de madera
y una vela que le calentaba la quemó.
Hizo una casa de hojalata
con la ayuda de un amigo del barrio
que estaba en desacuerdo con él sobre la propiedad,
y las dos familias la destrozaron.
Hizo otra de piedra
en el límite de la ciudad,
y la ocuparon personas armadas.
Hizo otra excavada en la montaña
y la apisonaron para crear una carretera.
Volvió por la noche al lugar donde había nacido
y no encontró la casa;
solo reconoció a unas pocas palomas
que le miraban
para que les diera unos granos de alpiste o un poco de agua.
Una casa es una casa,
y solo se parece
a otra casa;
pero siempre es un refugio
para guarecerse de todo,
las intrigas, los chismes
y otros males;
pero cuando una casa
ya no está, sobreviene
la desolación y la tristeza...
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