Красная Шапочка и бобо жестокий (Cape Rusita Roja y el bobo feroz).

Красная Шапочка и бобо жестокий

(Cape Rusita Roja y el bobo feroz).

Cuenta la historia, que hace muchos, pero en verdad muchos años, en un lejano y gran país al norte de Asía, en una villa de Siberia olvidada de la mano de Dios, vivía una hermosa niña.

Esta bella niña, de hermosos ojos y de sonrisa angelical, de cuyo nombre la historia no guarda memoria, era conocida simplemente como Красная Шапочка (Cape Rusita roja), debido a que siempre andaba con una capucha y una capa en un vivo color rojo.

Ella y su madre se dedicaban a la venta de comida típica de la región. Mamá Cape era una experta cocinera y se esmeraba preparando салаты (ensaladas), Супы (sopas), куриное мясо с гарниром (carne de pollo con guarnición), y también кофе и десерт будет (café, té y postre). En su pequeña casita, habían adaptado una cocina muy práctica para preparar las grandes cantidades de comida que elaboraban diariamente.

Para fortuna de ellas, muy cerca de la villa, se había establecido unos años atrás un centro de reclusión de prisioneros políticos que hacían para la federación Rusa trabajos forzados. En muchos aspectos la economía de la región se benefició, ya que no solo llegaron prisioneros desnutridos y medio muertos. Con ellos llegaron también infinidad de trabajadores administrativos y celadores, que cubrían sus necesidades en el pequeño pueblito donde Cape Rusita vivía.

Cada día, desde muy temprano, mamá Cape iniciaba con sus trabajos en la cocina. Ella preparaba todo desde el inicio y hasta el fin, ya que la hermosa Cape Rusita Roja era muy pequeña para poder hacer labores de cocinera o ayudante. Pero mientras la mamá cocinaba, la niña preparaba los canastos para poder llevar hasta el ГУЛАГ (gulag, centro de detención) la comida para todos sus clientes.

Esa era la principal labor y responsabilidad de Cape Rusita Roja, llevar a cada quién la canasta correspondiente y cobrar los рублей (rublos) de cada platillo.

Desde medio día y hasta las seis de la tarde, la pequeña iba y venía, de la casa al centro de detención y viceversa. A entregar y cobrar y a regresar por otras canastas para los fieles consumidores.

El camino no era muy largo, pero como era un tanto despoblado y en una parte atravesaba un espeso bosque, era un camino peligroso. Mamá Cape siempre le recordaba a su querida hija que se fuera por el camino conocido, porque tomar atajos o veredas podría resultar muy peligroso.

Todos los días, como ultima labor obligatoria de la Cape Rusita Roja, debía llevar a su бабушка (abuela) la merienda. Para lo cual tenía que tomar un camino diferente y subir una empinada colina que generalmente se encontraba cubierta de mucha снег (nieve).

 

Así fueron pasando los años, entre guisos y entregas. Entre idas y venidas. Hasta que la pequeña niña se convirtió en toda una mujer. Su rostro seguía siendo tan hermoso como el de una muñequita. Sus mejillas, siempre rosadas por el intenso frío y su mirada coqueta e intensa.

Su cuerpo se convirtió en un delicioso manjar que se antojaba a todo mundo, pero que nadie se atrevía a intentar comer. Ya que su madre se había casado con un rudo leñador que la cuidaba y la celaba en extremo y era de браться за оружие (armas tomar). Las malas lenguas rumoraban que la celaba tanto, porque la quería para él.

 

Cuando la Cape Rusita Roja se acercaba al centro de detención, tanto presos como celadores y otros vigilantes detenían sus actividades. Ver acercarse a aquella mujer era todo un gran espectáculo. Parecía que se movía en Камара Лента (cámara lenta), deteniendo el tiempo. Sus caderas viajaban de un lado a otro con singular atrevimiento, y eventualmente el viento le retiraba su eterna gorra roja, dejando sus hermosos cabellos libres. Lo que le daba un mayor atractivo.

 

Al interior del centro de retención de prisioneros, algunos internos, cansados del maltrato y mala vida que se les daba, iniciaron a platicar sobre las posibilidades de realizar una fuga. Todos daban su opinión, todos tenían algo que decir. Todos menos el reo al que llamaban бобо  (el bobo), un interno así conocido por su poca capacidad intelectual. Él era muy reservado y no platicaba casi con nadie, ya que su vocabulario era escaso y lo poco que sabía era muy vulgar. Cuando alguien le preguntaba, contestaba siempre con un если (si), o  не (no). Por más que sus compañeros trataban de enseñarle algo nuevo, el bobo siempre se rehusaba y les decía “Я тоже “(así soy yo).

Los planes de la fuga se fueron cristalizando. Con la ayuda de muchos internos fue tomando forma una idea que sin lugar a dudas sería un éxito. Todos se encontraban felices y a la espera de llevar a cabo la anhelada huida. Todos menos el bobo, que no era capaz de entender nada de lo que se estaba planeando.

Todos los presos cooperaron con la parte que les correspondía. Todos haciendo su labor de la mejor manera. Con esfuerzo y sacrificio cavaron entre la nieve, entre la tierra. Utilizaron trozos de madera y elaboraron algunas rústicas herramientas con algunas ложки и вилки (cucharas y tenedores). Quitaron a mano limpia las rocas que se le presentaban en el camino. Algunos murieron en el maratónico esfuerzo y muchos otros quedaron muy debilitados, pero la proeza de construir ese túnel que los llevaría a la libertad se fue completando poco a poco.

Después de mucho trabajo y mucho tiempo invertido, llegó el momento ansiado, el momento de buscar la свобода (libertad). Habían elegido una oscura noche sin luna y con una espesa nevada para hacerlas sus cómplices en la huída.

A las 7 de la noche todos fingían dormir, esperando con ansia que el смотреть (reloj) avanzara en un solo segundo las tres horas que restaban para iniciar la fuga.

El bobo era el único que dormía como bebe, roncando escandalosamente y poniendo los nervios de punta a todos los compañeros de su кабина (cabaña). Sus amigos, a pesar del cariño que le tenían, habían decidido abandonarlo ahí, ya que con alguna de sus ерунда (tonterías) podría echar a perder el maravilloso plan que habían tardado meses y meses en completar.

A las nueve de la noche, los сердца (corazones) de los presos se escuchaban como uno solo. El nerviosismo hacía presa de muchos y a pesar del intenso frío, de muchas frentes escurrían gruesas gotas de sudor.

El bobo, sintió grandes deseos de salir al llamado de la naturaleza. A pesar de la gran flojera que sentía, se levanto de su catre. Como (sonámbulo) salió de la cabaña y se encamino al patio buscando el sitio adecuado. Todavía con los ojos cerrados, bajó sus viejos y roídos pantalones y se puso de cunclillas  junto a la barda, cuando de pronto, con un crujir de maderas viejas, y ante el asombro de muchos de sus compañeros que curiosos fisgoneaban por las ventanas, se hundió por el túnel destinado a la gran escapatoria. El sonido de las maderas al quebrarse fue tan fuerte que despertó a varios guardias que de inmediato y sin saber exactamente qué es lo que pasaba, hicieron sonar la тревога (alarma) como medida preventiva.

De  pronto, inmensas y potentes luces fueron encendidas. La noche se hizo como día mientras que los generadores trabajaban a máxima potencia.

El director del complejo, medio dormido y sorprendido, llamó al orden y a que se realizara un  перекличку (pase de lista) inmediato.

¡списка задач Мундо др. патио у ropas грех! (¡Todo mundo al patio y sin ropas!) Gritaban los celadores mientras repartían mamporros a diestra y siniestra.

Los internos maldecían su mala suerte y sobre todo al bobo, del cual se desconocía su suerte, ya que el túnel bajaba aproximadamente 17 metros antes de tomar dirección a la libertad. Esos 17 metros tenían que bajarse con cuerdas que habían fabricado con algunos pantalones y camisas.

Los pobres internos temblaban y no por el frío, sino por el temor que el túnel fuera descubierto y ellos castigados con encierros en solitario por días y días, con muy poca comida y con muy poca  agua.

Cuando todos los internos fueron llamados y se descubrió la ausencia del bobo, se inició una gran búsqueda que no dio ningún resultado. La nieve había tapado la entrada del túnel y borrado cualquier huella que pudo haber quedado.

Ante el interrogatorio y la tortura a la que fueron sometidos, los reos resistieron y solo informaron que el bobo había salido al baño unos minutos antes de que sonara la alarma.

 

En el interior del túnel, los pantalones a media pierna habían salvado al bobo, ya que estos se atoraron en un trozo de raíz medio salido y así evitó caer completamente de cabeza, lo que le hubiera representado una muerte segura. Después de haber estado colgado durante unos breves minutos, el pantalón se desgarro y el bobo cayó solamente de un escaso metro y medio de altura. Claro que el golpe no le regresó la compostura, sino al contrario, lo dejó más Тонто (turuleco) de lo que ya de por si siempre andaba.

El bobo se encontró de pronto rodeado de una tremenda oscuridad. Desnudo y adolorido, solo alcanzo a acurrucarse en su propio cuerpo y tratar de obtener un poco de calor y descansar.

A la mañana siguiente, un pequeño y tímido солнечный луч (rayo de sol) se filtro entre la nieve que tapaba el acceso del túnel. El bobo pudo distinguir entonces un camino que se abría como una gran boca que de un solo bocado lo tragaría. Víctima de un pavor incontrolable ante lo desconocido, comenzó a gritar pidiendo ayuda. Su voz explotaba y el eco era la única respuesta. Horas y horas de gritar con toda la fuerza de sus pulmones hasta que perdió la voz. Hasta que sus fuerzas menguaron y ya no pudo más. Se dio por vencido y se sentó a llorar. Y lloró como hacía mucho tiempo no lo había hecho, a Слезы, сопли и слюни (lágrima, moco y baba).

El espacio nuevamente se oscureció y el bobo dejó de llorar. Algo tenía que hacer y finalmente lo hizo.

Se ajustó los pantalones, figurativamente, y sacando nuevas fuerzas de flaqueza y escondiendo sus temores, comenzó a caminar hacia la apertura de la pared. Lo hacía con mucha dificultad porqué su cuerpo estaba entumido. La oscuridad era total y se fue guiando con sus manos. El frío le traspasaba hasta el alma pero él seguía caminando. Paso a paso y sin saberlo, se dirigía hacia la свобода (libertad).

Caminó por horas y horas, sin tener noción del tiempo. Se sentó en algunas ocasiones para tomar un poco de aliento y recuperar un poco de fuerza. El hambre que sentía era tan intensa que en más de una ocasión se llevó a la boca un puñado de tierra, misma que de inmediato escupía. La жажда (sed) le quemaba las entrañas.

Finalmente, después de mucho tiempo y muchos pasos, a lo lejos distinguió un poco de luz. Con un poco más de ánimo trató de apresurar el paso sin conseguirlo. Sus pies eran una masa hinchada de кровь (sangre) seca y fresca. Estaba al punto del colapso cuando finalmente pudo llegar al fin del trayecto. Ahí todavía tuvo que hacer un gran esfuerzo para quitar unas grandes rocas que bloqueaban la salida. Casi con sus últimos alientos, lo logró.

El brillo del sol deslumbró sus ojos y la nieve refrescó sus mal heridos pies. Respiro aire fresco nuevamente. Su cuerpo no sintió frío. Solo una inmensa alegría por haber salido de esa negrura. En su mente aun no había un concepto claro del escape que sin querer había logrado. No se daba cuenta que era finalmente un почетный гражданин (hombre libre). 

Cansado, con hambre y con frío, dejo su cuerpo caer sin importar donde lo hacía. No tuvo tiempo de pensar en nada. Simplemente el cansancio lo venció y se desvaneció por completo.

Cuando el bobo abrió los ojos, pensó que la muerte había llegado finalmente y que se encontraba en el cielo. Nunca antes había sentido tanta comodidad y agradable calor. Sábanas con olor a campo y almohadas tan suaves como algodones. Se sentía verdaderamente en el paraíso. Y eso mismo seguiría pensando si no hubiera escuchado una voz preguntando por su estado de salud.

Cuando sus ojos pudieron enfocar al fin, vio frente a si a una mujer muy entrada en años, pero con una agradable y cálida sonrisa en sus labios. Esa mujer, su salvadora, vestía una bata blanca de algodón sobre un camisón de la misma tela, así como una curiosa gorra en la cual guardaba su largo y ya blanco cabello.

Sin embargo, el bobo encontró en ella un gran corazón, y lo primero que hizo al tener contacto  fue tomar sus manos y besarlas. De alguna manera quería mostrar su agradecimiento.

Su слабость (debilidad) seguía siendo un impedimento para realizar cualquier actividad. Él, que se había sentido siempre orgulloso de su cuerpo, ahora era solo un esqueleto con pellejos que medio se movía y medio hablaba.

Cada tarde, mientras él bobo se encontraba en cama, escuchaba a la abuela platicar con alguien. A pesar de no escuchar con mucha claridad, sabía que en momentos hablaban de él.

Después de unos días, ya que había recuperado un poco de fuerza gracias a la diaria alimentación y preocupación con la que era cuidado, logró ponerse de pie para espiar a la extraña e inquietante visita diaria.

Al abrir lentamente la puerta de la habitación, pudo ver a la abuela platicando con una hermosa muchacha. El bobo sintió que su corazón lo delataría. Era la mujer más bella que había visto en su vida. Era hermosa. Era un sol. Era una mujer a la cual él le podría entregar su corazón.

Desde ese momento, el bobo se esmeró por recuperarse lo más pronto posible. Comía todo lo que la abuelita le daba, y pronto pudo salir del cuarto y ayudar en las работа по дому (labores domesticas).

Las fuerzas poco a poco regresaban a su cuerpo y él se sentía nuevamente poderoso. Sus brazos recuperaron su volumen muscular. Su pecho nuevamente se endureció y su abdomen recupero la firmeza.

Por las mañanas se internaba en el bosque en busca de дрова (leña) y al regresar a la casa de la abuela la partía y apilaba. Se sentía muy fuerte y poderoso, y sobre todo, se sentía útil y querido.

Pronto comenzó a notar que la hermosa mujer que llevaba los alimentos, ya no pasaba a la casa. La abuela la recibía solo en la puerta y la regresaba de inmediato. Esto le intrigo, y decidió esconderse y espiar lo que hablaban y el porqué ya no pasaba a descansar un momento la mujer de la cual se había enamorado.

Lo que descubrió le sorprendió. La abuela sabía ya que él era un preso buscado por la policía rusa e incluso por la Комит́ет госуд́арственной безоп́асности (KGB, o Comité para la seguridad del estado). Había sido acusado de matar y descuartizar a 8 mujeres en los alrededores de St. Petersburgo. De pronto, los recuerdos llegaron a él como un seco golpe que le hizo tambalear.

En una vida lejana, el bobo había vivido con su мать (madre), una mujer que él hacía mucho que no recordaba, pero ahora, su imagen se presentaba tan real frente a sí, que parecía que la estuviera viendo como en aquellos tiempos. Podía escuchar sus risas y sus palabras vulgares cuando en su recamara se encerraba en compañía de cualquiera o de varios de los hombre de aquella ciudad.

Recordó también, los golpes que de ella recibía cuando se encontraba totalmente intoxicada por el consumo desmedido de la más corriente y barata водка (vodka), que ella bebía a diario.

 

Su cuerpo aun tenía las huellas y las cicatrices de ese maltrato inhumano.

Pero un día reaccionó a los golpes no con llanto; no con suplicas ni con arrinconarse en algún espacio de la casa. Ese día reaccionó como nunca lo había pensado ni imaginado. Tomó fuertemente los brazos de su madre, y con toda la fuerza y la furia que había contenido durante tantos años, la empujo. Su madre se fue para atrás trastabillando y de pronto tropezó y cayó. El golpe se escucho seco, duro, apagado. Viéndola ahí, tendida y respirando agitadamente, el bobo, feroz se fue contra ella. No supo en qué momento sus manos tomaron el afilado нож (cuchillo). De pronto, aquello era ya una carnicería. La sangre se encontraba por todos lados. Tampoco supo en qué momento inició a cortar piezas  de aquél cuerpo inerte y echarlas al fuego de la очаг (chimenea). El bobo se encontraba totalmente enloquecido. Entregado por quién sabe cuánto tiempo a la tarea de desmembrar a su madre y a quemar los restos. Se deleitaba con el aroma dulzón de la sangre y el olor a carne quemada. Horas y horas en las cuales la cordura y la inocencia de sus 13 años se fueron de él para siempre.

El cansancio lo venció y se durmió. Esta vez no en el duro piso donde a diario lo hacía. Esta vez durmió en la única cama de la casa. Al despertar, se horrorizó al verse ahí, entre esas sabanas que habían sido cómplices de los pecados de su madre. En ese momento decidió quemar toda la casa y así lo hizo. Creyendo que todo el mundo pensaría que su madre y él mismo habrían muerto calcinados en aquella gran pira que se formo.

Y así, el bobo feroz inició un largo peregrinaje por diferentes ciudades y pueblos de la gran Rusia. Dejando siempre tras de sí, alguna mujer muerta y desmembrada. Una verdadera intriga para las autoridades.

Así pasó su молодежь (juventud). Por la región de St. Petersburgo. Cometiendo sus crímenes y viviendo a escondidas. Hasta que un día, una de sus víctimas pudo escapar con vida de sus manos y llegar hasta la estación de policía. A pesar de qué el bobo feroz había puesto pies en polvorosa, fue capturado en un reten.

Ya preso, declaró ser el asesino de 8 mujeres, incluyendo a su madre. Fue condenado a cadena perpetua y a trabajos forzados en el ГУЛАГ; Glávnoie upravlenie ispravítelno-trudovyj lageréi i koloniy (Gulag).

Aquellos recuerdos de pronto se desvanecieron de su mente. Al saberse en peligro de ser recapturado sus instintos asesinos se habían despertado nuevamente. Miro a la vieja abuela y se le antojó matarla en ese mismo momento. Sería la primera vez que lo haría utilizando un hacha. Sería una nueva experiencia. Pero al ver a la Cape Rusita Roja y su belleza, todo su pensamiento se convertía en flores, campo, amor e ilusión. ¡блин ¡(¡Maldita sea!) Él era un asesino. Era su instinto, su vocación, su alimento. Y esa mujer le cambiaba toda la perspectiva.

Esa noche, el silencio lo despertó. Sabía lo que tenía que hacer y cómo hacerlo. Avanzó sigiloso entre la oscuridad. Lentamente fue abriendo la puerta de aquella habitación. La noche era tan negra, que no se percibía ni un poco de luz a través de la ventana. Se acercó despacio hasta la orilla de la cama. Contempló nuevamente el dulce rostro de la mujer que lo había cuidado en los últimos días. Su mente en ese momento dejó de pensar. Su instinto tomó el control de su cuerpo y de su ser. En un momento sus poderosos brazos levantaron el hacha. El movimiento de sus manos pareció hacerse lento, mientras él disfrutaba con un frenesí anticipado. La abuela abrió los ojos un microsegundo antes de recibir el golpe mortal.

Como poseído por el mismo демон (diablo), el bobo feroz se dio a la tarea de cortar a su nueva víctima. Los trozos de carne los iba aventando a la chimenea para que el fuego terminara su labor. Él respiraba profundo, disfrutando el aroma de la carne quemada junto con el de la carne fresca. Era su festín. Era su propia fiesta. Era su renacer.

La mañana lo sorprendió en la misma labor. Cortando, quemando, disfrutando.

De pronto, el bobo feroz recordó que no tardaría en presentarse la chica de la gorra roja para entregar los alimentos a su abuela… pensó en huir rápidamente de ese lugar. Tomar de la casa todo lo necesario para su supervivencia durante unos días en el interior del лес (bosque), mientras encontraba un refugio más seguro y más alejado. Pero la imagen de aquella muchacha hermosa no se le desprendía de la mente. Necesitaba verla nuevamente. Necesitaba con ella calmar sus instintos asesinos… Necesitaba matarla también… o amarla.

Con la preocupación en su mente, se obligo a sí mismo a pensar. Y a pesar de que su mente se rehusaba a trabajar, el bobo feroz encontró la concentración suficiente para elaborar un plan cuyo resultado sería su completa счастье (felicidad) al lado de la Cape Rusita Roja.

Con el tiempo ya encima, se apresuró para dejar todo listo y preparado para esperar a su futura mujer…

A las 7 de la noche, escuchó la dulce voz de la Cape Rusita Roja. Se acercaba como siempre lo hacía, cantando alegremente. El bobo feroz espiaba por la ventana. Al verla, su piel se erizó. Sus pensamientos se confundieron entre el amor y el instinto asesino. Pero ya había decidido cuál sería su futuro, y en él se veía en una casita, viviendo con la Cape Rusita Roja y teniendo un montón de отпрыск (chamacos).

Rápidamente se metió en la cama de la recamara de la abuela. Previamente se había puesto uno de los camisones de la ella y una gorra (Solo él supo con que finalidad lo hacía, pero bueno, así pensaba el bobo feroz). Se tapó con las sábanas todo el cuerpo y espero lo que le pareció una eternidad.

-¿Abuela? ¿Abuela?- La Cape Rusa preguntó inquieta, ya que su abuela siempre la esperaba afuera de la casa, -¿Abuela, estás bien?- poco a poco se fue acercando a la cama con la preocupación reflejada en su rostro.

Cuando se encontraba a punto de quitar las cobijas, el bobo se destapó y brinco para quedar frente a la Cape Rusa y cortarle el paso.

El primer impulso de la Cape Rusa fue de gritar solicitando auxilio. Pero al ver al bobo, sintió qué el amor le llegaba de golpe. El grito de auxilio se ahogó en sus labios antes de que naciera.

Frente a frente, ambos se estudiaban mutuamente. El bobo no podía dejar de admirar el rostro y las formas de la mujer. Y la Cape Rusa no podía dejar de pensar que era aquél el hombre más bello que ella había visto jamás.

El bobo fue el primero en hablar  -¿кто ты? (¿Quién eres tú?)- preguntó.

-Mi nombre es Cape Rusa-, contestó ella tímidamente, con voz suave y temblorosa.

- ¿Почему ваши глаза такие красивые и выразительные? (¿Por qué tienes los ojos tan bellos y expresivos?)- preguntó él.

-Para poder verte mejor- contestó ella y se sonrojó de inmediato.

- ¿Почему у вас так эти губы красные и мясистые? (¿Por qué tienes esos labios tan rojos y carnosos?)- Preguntó el bobo feroz.

-Para besarte mejor- contestó ella, ya con una voz más firme.

- ¿Почему вы так мало, что талии? (¿Por qué tienes esa cintura tan breve?) Dijo él nuevamente.

-Para que me abraces mejor. .contestó la Cape Rusa.

- ¿Почему у тебя такие руки такие белые? (¿Por qué tienes esas manos tan blancas?)-

-Para acariciarte mejor- contestó ella.

- ¿Почему у вас есть эти два…? (¿Por qué tienes esas...?)-

- Сейчас! Молчать! (¡Ya! ¡Calla!) Deja de hacer tantas preguntas- gritó la Cape Rusa Roja con fuerza y decisión.

- ¿Que no será mejor que tú mismo investigues para que es todo lo que tengo y todo lo que soy?

Mientras ella hablaba, sus manos iban lentamente despojando sus ropas, primero la famosa gorra de invierno en color rojo, por la que todo el mundo la identificaba. Después, lentamente fue desabotonando su Медведь куртку (chaqueta de piel de oso). En el piso de la habitación pronto quedaron inertes las prendas que en algún momento cubrieron ese cuerpo monumental y hermoso.

Los ojos de el bobo feroz se querían salir de sus orbitas. Contemplaba la escena sin dar crédito a lo que veía. Esa piel tan blanca y tersa. Ese deseo que se expresaba con sus finas y cuidadas manos. La pasión y la lujuria desbordándose por cada uno de los poros de la Cape Rusa Roja.

Él bobo reaccionó y de pronto se sintió incomodo y ridículo bajo el camisón de la abuela.  En un rápido movimiento lo desgarró y tiró al piso. Ahora se encontraban en igualdad de condiciones. Desnudos los dos y listos para disfrutarse el uno al otro.

Se miraron a los ojos. Se acercaron muy lento. La distancia entre ellos se fue haciendo menos. De pronto los alientos se abrazaron y sus bocas suavemente se besaron Los labios buscaron tímidamente el calor de los otros labios, y una vez que los encontraron, el fuego de sus bocas se fue haciendo insoportable. Las manos jugaban en los cuerpos y parecía que la habitación quedaría en пожар (llamas).

De pronto, una figura se materializo en la puerta de la habitación. Era la figura de un hombre de casi dos metros de altura y fornido como un бык (toro). Sus ojos parecían haber absorbido el fuego que en esa habitación se respiraba tan solo unos instantes antes. En sus manos llevaba un hacha que brillaba en su delgado filo.

Sin mediar palabra se fue sobre los cuerpos tendidos en la cama.

Ese primer golpe, pudo haber sido mortal de haber acertado a cualquiera de los cuerpos. Pero el instinto de supervivencia que el bobo había desarrollado en tantos años lo hizo reaccionar y tirar de la cama a la Cape Rusa Roja. Él se puso de pie para enfrentar al extraño que los atacaba sin saber por qué motivo.

El intruso atacó nuevamente, está vez golpeando al bobo en la espalda. Al sentir el dolor y escuchar el llanto de su amada Cape Rusa, el bobo se envalentono y recuperando la vertical le plantó cara nuevamente al intruso, él mismo que se apresuraba a atacar nuevamente.

Cuando vio venir el golpe, el bobo hizo su cuerpo para atrás, sintiendo solamente el murmullo del viento que generó el movimiento del hacha al pasar muy cerca de su casi cercenada мужественность (hombría).

Al ver pasar el hacha, el bobo feroz tomó impulso y utilizando la cama como trampolín, se aventó sobre el cuerpo de su atacante, cayendo ambos hasta el rincón de la habitación y tirando todo a su paso.

La pelea fue brutal, golpe a golpe y a puño limpio, hasta que solo uno de ellos quedó en pie. Los rostros ya deformados sangraban y la Cape Rusa Roja no alcanzaba a distinguir al vencedor. El abundante llanto de sus ojos se lo impedía.

De pronto, una mano se extendió y tomo del piso el hacha. Sin mediar una palabra, la levanto sobre sí mismo y en un movimiento rápido la incrustó en el череп (cráneo) del oponente, matándolo de manera instantánea.

La Cape Rusita Roja lloraba inconsolable. No sabía quién se encontraba de pie.

Fue entonces cuando escucho la agitada voz del bobo diciéndole que se levantara. Al limpiar las lágrimas de su rostro, pudo contemplar al fin a su amado vencedor. A su amado y ahora héroe. A su Bobo feroz. El mismo que había luchado contra su padrastro дровосек (leñador) y lo había vencido mano a mano.

Esa noche la chimenea recibió nuevamente trozos de carne para mantener vivo el fuego, mientras, a la luz de las flamas, dos cuerpos se consumían con caricias y pasión desatada.

A la mañana siguiente, en la pequeña villa se corrió la noticia de que la casa de la abuela se había incendiado y que seguramente la abuela y la Cape Rusa Roja habían muerto calcinadas en el fuego.

La madre de la Cape Rusa lloró la pérdida de su querida hija y posteriormente la pérdida de su amado leñador, ya que la cabeza de su hacha fue encontrada entre los escombros de la casa y también se le dio por muerto en el incendio.

Muy lejos de ahí, a las afueras de Екатеринбург (Ekaterinburgo), en una cabaña muy pequeña, La Cape Rusita Roja y el bobo feroz habían iniciado una nueva vida. Eran muy felices y vivían vendiendo comida honestamente.

Solo que de vez en vez,  alguna villa o pueblo cercano, alguno de los pobladores desaparecía sin dejar huella alguna. Todo un misterio para las autoridades.

 

конец (Fin).

 

Карлос Эдуардо лам Кардозо.
(Carlos Eduardo Lamas Cardoso).

Права защищены.

(Derechos reservados).

 

 

Carlos Eduardo Lamas Cardoso.

Derechos reservados.

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