La melancolía se abrigó,
con el candor de tu alma pura
se durmió,
entre tus ojos bellos,
en el azul de mar
y el palpitar,
de tu esencia honesta.
La blancura de tus silencios,
se apoderaron de mis sueños
y se convierten en desiertos,
todas mis ternuras,
cuando te siento ausente.
Busco tu palpitar,
entre los suspiros de las rosas,
entre el aletear de una mariposa
y la deliciosa fragancia,
de un lactante.
De a poco se oscurece la tarde
pero mis memorias,
continúan despiertas,
anhelando,
contemplar tu dulzura infinita,
pero te has encerrado,
en tu herido silencio,
pensando que no mereces nada,
pero cuando la existencia,
se instauró en el planeta,
Dios pensó en ti,
y por eso mujer,
te creó,
sublimemente bella
y no para que vivieras,
habitando,
como una astral extranjera.
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