Cálida voz, envolvente canto,
canción de cuna que me arrullaba.
Tan humana y viviente, plena de dulzura,
con algo de cristalino, tenue y quebradizo.
Acariciadora y sutil, alas de mariposa
que, suaves, rozaban sentidos y piel,
para penetrar, mágica sinfonía,
finalmente en mi alma, seminal y nutricia.
Mis oídos guardan su eco,
como caracol en lejana playa
la voz de su inexistente padre-mar
que a la arena lo arrojó.
Delia Checa
De mi libro “Hacia el infinito”.
Mendoza, Argentina
2017
Comentario
Muchas gracias, Beatriz.
Ciertamente el vaivén de las olas que revientan llegando a nuestras costas son un arrullo para nuestros oídos; cuando se ha vivido cerca a una playa. Es sumamente relajante.
Gracias Delia, letras maravillosas que nos hacen evocar las espumas blancas besando las orillas que esperan ser acariciadas. Evocamos esa movimiento ondulante, hermoso como delicioso que tiene el mar.
Un fuerte abrazo, bellas letras amiga mía!
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