Cómo y por qué Apuntes para un grafiti

 (a manera de invitación al lector)

Escrito para el libro de mi autoría Apuntes para un grafiti, publicado por EUNA, 2014, premio UNA PALABRA. Ronald Bonilla.

Amigo lector: siempre he sentido que con cada uno de mis poemarios se inicia y se cierra un nuevo ciclo vital. No es la excepción lo que percibo ahora con Apuntes para un grafiti, libro que  vislumbro como una caminata, como un viaje,   para el cual se utilizaron diferentes medios de transporte, y como esas notas del viaje que el caminante o conductor, va haciendo a la vera del camino. El periplo y su bitácora. La peripecia y el alto para la meditación, para la ensoñación, incluso para llegar a ser presa a veces de la densa modorra y la suspensión de la conciencia en el sueño.

Es pues este libro un recorrido, no por largos viajes a otros lugares, sino por los mismos sitios rutinarios, por nuestros mismos pasos que se iteran, por las ciudades que vamos dejando marcadas por nuestros recuerdos, las reales y las imaginarias, y en todo ese andar, hay ciertos elementos visuales que nos ocupan: los puentes, las calles, las paredes, los grafiti y personas que pasan o se quedan.

En este viaje, a veces, voy solo, aunque casi siempre me siento acompañado, conmigo va un tú lírico, que representa a la compañera, al ser amado, pero a veces ese tú, eres tú, querido lector, o es la palabra. Cuando, respecto a la mujer amada, siento una gran afinidad filial, recurro al vos, las menos veces, pues de joven como poeta me acostumbré a usar el tú y en este trato me siento más confiado: los verbos se me dan y precipitan. 

Sí, pienso que este poemario, que esta colección de poemas, con su aparente dispersión, es sumamente verbal; si bien a veces, se enumeran objetos y símbolos, es más vertiginoso el asunto verbal, casi siempre construido en torno a un yo lírico que anda por la calle, por el césped, entre los árboles o los edificios, observando, tomando notas, mirando al cielo o al horizonte, o a los detalles cercanos, en la noche, o en el mediodía, en la alborada o al caer la tarde. Pero este periplo, no solo es físico, es más un viaje por dentro, una introspección que va develando diferentes estados de ánimo, no es de extrañar que a veces el yo lírico se torna en un nosotros, como cuando inicia su relato de los puentes del ansia, digo relato, pues hablo de diáspora, y allí ya se establece el espíritu tonal de todo el libro. Son apuntes, son coloquios, se habla con tonalidades cercanas, aun cuando tantas veces recurramos a la metaforización, como manera indispensable para atrapar los contenidos del alma: “remo a remo/ nos abrimos al ciego porvenir de las horas: /corazones pulsantes de la sed que se aviva”. (Los puentes del ansia).

La dispersión de estos versos es la misma del caminante…La no sujeción del texto a partes y contrapartes temáticas o de indicios temáticos, revela el espíritu en que concebí la obra: como una larga sucesión de pasos, de caminos, de estancias donde detenerse, y entre ellas también se van tejiendo intertextos y lecturas. Por eso, hay mucho diálogo de metalenguaje, poema sobre el poema, que el lector debe develar como poema sobre el quehacer diario de cada quien. Hay hasta erotismo en la forma de tratar el tú representado por la palabra (que quizá se vuelve mujer): “Casi nadie te tiene tan desnuda, palabra, / y se aperpleja cuando subes con todos tus cabellos / me agredes de cielos inconclusos”. (Salvación de tus muslos).

El amor en estos versos es solo un coloquio desprendido de la vivencia de necesidad de compañía: “Yo estoy de nuevo aquí, / andante de destinos, / y quiero más que tu mirada: / un beso en tus hombros, un beso. / Un beso en tu cuello o en tu oreja. / Un beso robado a tu boca, mas respondido”. Son, de más está decir, versos que nos remiten a una lírica coloquial castellana, que está presente desde su nacimiento.

Dos breviarios aparecen también en el recorrido. Instantes del mito, o sea el periplo por la reflexión que los mitos clásicos nos revelan: Orfeo, Penélope, Leda, Andrómaca, Pandora, Perséfone, Tiresias, Galatea, Danae y hasta nuestra Malinche. Y otro breviario hacia el final, que atrapa instantes de lirismo nostálgico, breves poemas de amor o desamor.

El tiempo es otro asunto, el poeta suspende la temporalidad muchas veces, se pierde en el no tiempo, de hecho un poema lo menciona, la ambientalidad temporal no es consustancial, salvo en algunos poemas. En los “postulados del sueño” se divaga entre la vigilia y el sueño hasta desconectarse con un “click”. “No sé si al dormir vuelvo a ser / este que se escribe, / el que se inscribe, / el que te lee leyéndome / leyéndose a sí mismo en estas notas”. La incertidumbre de la mujer a quien se dirige el poeta se determina por la imprecisión del uso: el tú, el vos, o la que se fue” ?, quizá la misma del coloquio interpuesto entre paréntesis. Yo mismo lo ignoro, son poemas de cuando se detiene el tiempo en la espera, para volver a caer en el deseo.

A la manera de los poetas neoclásicos que abundaban en hacer poemas para las diferentes ocasiones, me he detenido en algunas series de poemas a narrar en forma muy lírica, sencillos acontecimientos de la vida contingencial, el atropello de un motociclista cuando yo era el conductor, la percepción de pobreza material, así como la percepción de cataclismos o sucesos que van de lo externo a gravitar en las relaciones hogareñas, pero quizá, y para ir cerrando, esa necesidad de que el camino hace al caminante, y que los poemas han de tornarse revelaciones interiores profundas, como en el Tríptico del (bien) decir, que va de la mirada sobre la compañera-amante que se acerca, a la percepción de lo imperecedero en las cosas y situaciones diarias, a la preocupación por la soledad que puede acaecer en compañía.

Hay poemas que van del coloquio como en Hay que nacer, nacer… a la reflexión sobre la vida y la muerte y el transcurso de la edad, otro viaje que ineluctablemente estamos realizando; otros que encuentran el canto en la naturaleza, cuando ya las calles de la ciudad se disipan como en Derrotero de Estrellas, Raíz del ala y hay también el ineludible poema existencial con que cierro el poemario: El hollín abandonado. Pero antes pasa por esa pausa, por ese Impasse, que refleja lecturas, pero que son también parte del viaje interior hacia ese develar una vida que no es la de las apariencias, que no es simplemente la de estar, la de pasar, sino la de ser “un juego con niños del que aún no me despierto”. Donde siquiera existe ese otro correlato, donde tal vez en un plano casi siempre borroso tiende a existir  la sujeción a los relojes y a un espacio denso, que debemos olvidar.

Querido lector, la invitación a mis versos, es la invitación a tu propia introspección, a buscar en ellos, no grandes respuestas, sino la sencilla que siempre ha estado ahí: no un corolario, sino esa certeza de que “la realidad va por dentro, / como por los muros de mi ciudad / van tus ojos / empujando la tarde / hasta deshacer las aceras”. (Apunte para un grafiti).

Ronald Bonilla

Nota

Quedan ejemplares en la Editorial de la Universidad Nacional, Heredia,Costa Rica y en la librería de dicha universidad. LoS poemas de este libro se compartieron por este medio de oct. 2014 a abril 2015, abrazos

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Comentario

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PLUMA DIAMANTINA
Comentario de Ronald Bonilla Carvajal el noviembre 11, 2020 a las 8:41pm

Gracias, Benjamín, abrazos

gracias, Lili Mary, un fuerte abrazo


PLUMA MARFIL
Comentario de Liliana MarIza Gonzalez el noviembre 10, 2020 a las 7:48pm

Felicitaciones!

mary


PLUMA ÁUREA
Comentario de Benjamín Adolfo Araujo Mondragón el noviembre 10, 2020 a las 2:51pm

¡Muy buena reseña, Ronald; felicitaciones, Poeta!


PLUMA DIAMANTINA
Comentario de Ronald Bonilla Carvajal el noviembre 10, 2020 a las 8:33am

Gracias, Aimée, un fuerte abrazo


PRESIDENTE HONORARIO
Comentario de Aimee Granado el noviembre 9, 2020 a las 9:01pm


PLUMA DIAMANTINA
Comentario de Ronald Bonilla Carvajal el noviembre 9, 2020 a las 3:48pm

Gracias, Críspulo, abrazos.

Gracias, Delia, un placer compartir y recibirte entre mis letras, abrazos


ADMINISTRADOR
Comentario de Delia Pilar el noviembre 9, 2020 a las 11:05am

Muy hermosas las reflexiones sobre el contenido de tu libro, indudablemente leer tus obras es un placer enorme. Te deseo, Ronald,  el mayor de los éxitos con tu hijo literario.

Felicito tu inspiración y te agradezco compartas con OME. 

Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

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