APRENDICES DEL VERANO
Tú como yo
conoces tanto del invierno,
de ese perplejo llanto que la oscuridad
enciende en soledades
de papel y de lunas.
Y a ti y a mí alguna vez
nos proclamaron infinitos,
mientras cavaban en el pecho
inesperadas sepulturas
con piedras arrancadas al silencio.
Al igual que yo tú sabes,
herida de crepúsculos,
cuánto la sombra ha de extenderse
si no la enfrentas a tu luz,
a esa luz de parques aprehendidos
más allá de la memoria,
cuando todo se hace trizas.
Como yo, has torcido las esquinas
con algo más que el corazón y la palabra,
con este incomprensible sufrimiento
que desdibuja sin adiós las madrugadas.
También te han asistido los ángeles
soplando y resoplando en tus oídos
oraciones para vencer la desolación
y sus abruptos puños de tiniebla.
Aquí ambos, sin rozarnos,
apenas sospechando,
hemos aguardado la sangre de este encuentro.
Que nada nos desate
ahora, amor,
porque tanto tú como yo,
estamos aprendiendo
los intensos advenimientos
del último verano.
Del poemnario EL LIBRO DEL (BUEN) AMOR
Casa de poesía 2016
Comentario
Gracias, Madusa, por tu bello comentario, abrazos
Refundida en tus letras con deleite y alegria. Mis respetos poeta. Madusa
Gracias, Jesús, abrazos
Agregado por Nilo 0 Comentarios 1 Me gusta
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