me habló Jesús,
al observar mi flaqueza.
me habló Jesús,
sabedor de mi tristeza.
Su voz,
como dulce brisa,
acariciador su acento.
Su voz,
como tierno aliento,
y, fraternal, su sonrisa.
Con Amor,
Él me decía:
“¡Confía, siempre, confía!
Ayer, fuimos
como el viento
y el polvoriento camino.
Hoy, somos
árbol y sombra,
de inseparable destino.
Mañana,
seremos gota,
una con otras, vecina,
un río
que no se agota,
un mar que hacia Dios camina.
No sufras
sintiendo aquello
que, ahora, forja el dolor.
Después,
seremos AMOR,
allí donde todo es bello.
Tiempo es
del corazón,
lo que, del Alma, subsiste.
Tiempo es
de la razón
por la que tú lo quisiste.
Tú en Mí,
y Yo contigo,
y el Padre que está con todos.
Los modos
no son, a veces,
los que, el Bien, llevan consigo.
Tu amor,
que no sea así:
dalo sincero y con creces.
Ama a Dios,
dale alabanza,
y sigue con tu porfía.
Cree en Mí,
ten esperanza,
que está muy cercano el día.
¡Confía, siempre, confía! ”
Anoche,
me habló Jesús,
y recobré mi alegría.
......ooooooOoooooo......
José García Álvarez
Roquetas de Mar - España
Comentario
¡Qué precioso poema cristiano y muy espiritual, José García Alvarez! la comunión con Dios es inigualable....es un remanso de paz....pues muchas veces yo también he experimentado el consuelo misericordioso de mi Señor Jesucristo, cuando ya me encontraba zozobrando en el mar de la aflicción....y ha retornado a mí el gozo de su presencia y la seguridad. Gracias por este sentir tan dulce que nos compartes. Un cordial saludo.
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