El médico que me observa enfermo un día,
tiene también en la boca una sandía,
para comerla tal vez a mediodía,
y por eso tiene siempre una capucha,
donde recoge lo que cae en la hucha.
Ese doctor cura con sumo cuidado
mis riñones y mi pecho ya cuadrado,
de mi cara y nariz no se ha olvidado,
pues él sabe que eso gusta a mi Marucha,
que tenga cabeza con linda cachucha.
Me proteje contra gran incertidumbre,
cosa que toma de la sabia costumbre,
y me pone bien al calor de la lumbre,
ya que el remedio lo busca en maracucha
habitación, donde el médico me escucha.
Ese doctor es a mí como gran amo,
ese médico es a quien la mano lamo,
ese señor es a quien como a ALÁ clamo.
¿Quién me dijo que la vida era una lucha?
¡Mi señor que me da hermosa babucha!
Comentario
GRACIAS, HÉCTOR.
GRACIAS POR TU DESTACADO, ELÍAS
GRACIAS, LIGIA
GRACIAS POR TU DESTACADO, MAB
GRACIAS, EDITH
GRACIAS, CELESTE
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