Te marchaste
y dejaste mi corazón sepultado
con tu indiferencia.
El abismo de nuestro amor
solo es comparado con el agua de un río,
que arrastra mi afligido corazón .
Secaré las lágrimas que inundan
este mar de desilusión
que tengo dentro de mis sentimientos.
.
Las tinieblas de la noche
cubren mi tristeza con tu manto,
llevándome a lugares inhóspitos.
Yace mi atormentado corazón,
la necesidad de ti,
me tiene sediento de tus besos.
Entrégame manantiales de caricias,
ámame con la frescura de tu cuerpo
y no te arrepentirás, jamás.
Esta necesidad me ciega,
me afije y no puedo más
con esta terrible agonía.
Ni los ángeles
comprenden mi tormento,
en este días lluvioso.
Mi alma te busca desconsoladamente,
y mi corazón rebusca con ímpetu
la llama del amor.
Letargo de las horas
quiebra mis esperanza de verte algún día,
pero, el tiempo se detiene.
El roció humedeció la mañana
apagando la aurora
con la oscuridad de tu rechazo.
Cargaste con la alegría
y la felicidad de mi ser
que triste agonía, siento.
Intentaré mil veces,
encender la llama del amor,
dame una última oportunidad.
Eres sol radiante
que calienta mi vida,
guíame como la brújula al norte.
Aunque soy la barca
que se pierde la esperanza
en el abismo.
Autor: Santos M. González
(Derechos de autor)
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