“A ti, padre…”
Así como el viento besa mi cara
así me acarician las manos de mi padre
que a pesar de ya no estar a mi lado
siento su presencia y su amor.
Padre…Aún recuerdo con mucha tristeza
el tiempo transcurrido, cuando una
triste tarde lluviosa, te elevaste a la eternidad
y ahora te encuentras al lado del Creador
gozando de la paz y la tranquilidad.
A pesar de mi inocencia en ese entonces,
comprendí que ya no te vería como todas las tardes
que me llevabas a pasear por la orilla
del mar de mi pueblo, me enseñabas
tanto cosas que desconocía y tú con paciencia
me explicabas, esos días sé que no volverán,
ahora a mi edad madura, mi memoria vuela
a tu encuentro y siento la suavidad
de tus manos que aún me abriga y protege,
por el sendero de mi eterno caminar.
Padre…Cuanto te extraño, pero Dios misericordioso
siempre te trae a mi cuando te necesito
entrando sigiloso en mis sueños y vuelvo a tenerte
y la felicidad regresa a mí, y al despertar
aún siento tu presencia en mi corazón.
Ligia Rafaela
(Venezuela)
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