Mientras mis pasos marcan esta gran manzana,
mis ojos se desvían a pensar en haberme quedado en esas ruinas donde el olor nauseabundo me tenía atrapada, me había robado las fuerzas,
me había robado mi propio yo pero ahí estaba, acomodada, acostumbrada a esa podredumbre y entonces me bañaba con ese lixiviado y no sentía nada,
todo a mi alrededor se desmoronaba y caían a mi lado restos de ese hogar que habíamos tapizado con un papel de colgadura usado de segunda o tal vez de quinto uso, yo me había acostumbrado a ver el hollín,
mis ojos estaban nublados como con conjuntivitis, enrojecidos,
ya mi llanto no sabía a sal, estaban desabridas mis lágrimas,
mi espalda cargaba ese monumento caído y,
me arrastraba; en un espacio donde el oxígeno entró
le ordené a mi mente organizar el caos,
poco a poco esos mismos restos disecados hicieron mi escalera fuerte, salí, arrastrándome, con temores, sin uñas, sin una esperanza, como un chopo negro me elevé hacia el azul profundo del firmamento y ahora…reconozco el olor a limpio, mi propio ser volvió, me crecieron las uñas, el labial rojo me queda con todo, me he puesto el vestido que estaba temeroso de salir del clóset,
las chanclas juzgadas de feas ahora nadie les quita lo bailao y mi cuello y mi pelo huelen a Versace.
Alice Munera
26 de Agosto 2024
Agregado por Nilo 0 Comentarios 1 Me gusta
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