REFLEXIONES SOBRE LA INTIMIDAD

[Delia Pilar]

Sabemos que dicho término  supone dejar al descubierto ante otra persona, desconocida o no,  nuestro interior. En realidad,  todos somos desconocidos, independientemente del tiempo que haya transcurrido de que estemos conectados; incluso nosotros mismos; no en vano, uno de los mayores retos de la humanidad es el “Conócete a ti mismo”, imperativo difícil de cumplir en la mayor parte de las personas. La intimidad te aproxima a otro ser, te obliga a desprenderte de defensas y máscaras, a desnudar tu alma y, este acto, te deja tremendamente vulnerable; te infunde temor, pues… ¿Qué podría hacer esa persona contigo? La humanidad (todos sus estamentos tradicionales: educación formal, nuestros padres, religión, sociedad)  nos ha educado de una manera enfermiza, enseñándonos a  esconder innumerables cosas; nos llenó de múltiples tabúes, represiones, inhibiciones y esto nos ha impelido a mantener  ciertas distancias.

A todos nos atemoriza la intimidad.  Al mismo tiempo, todos la deseamos pues es una necesidad implícita a la naturaleza humana tener alguien en quien confiar, a quien poder abrir nuestras heridas, única forma en que podrán sanar y, finalmente, cicatrizar.

Mientras más sencilla haya sido tu vida, menos heridas tendrás y menor será tu temor a la intimidad. La clave está en la aceptación de tu ser tal como es, sin condiciones, sin ello es difícil que logres intimar; lo lograrás cuando te vuelvas como un niño abriéndote al mundo con toda la inocencia de éste. La meditación puede ser una aliada importante; cuando esta se hace habitual, parte de la vida diaria, cada vez quedarán menos cosas ocultas, esa carga irá disminuyendo; poco quedará en tu interior que te produzca vergüenza. Abandonarás el ego y las represiones; podrás, entonces, expresar tus sentimientos, auténtica y sinceramente; esto alentará al otro a ser franco contigo estableciéndose un puente de amor y confianza. Acepta que todos somos seres frágiles, que las debilidades y contradicciones son parte de nuestra condición humana. Tras la aceptación de ti mismo podrás comenzar a acceder a la intimidad.

Este es el primer paso, de esta forma florece la intimidad; tan preciosa y tan delicada como una flor  acariciada por el sol que danza con la brisa  y que al caer la tarde se marchita y, finalmente, muere. Su fruto es la amistad o el amor de pareja y, cualquiera de los dos, es un milagro sin importar cuánto dure, podrá durar un día o eones, lo efímero es habitual en el universo y su carácter de tal no le quita belleza, no pretendas eternidad…, goza plenamente mientras dure, quedarás enriquecido interiormente y agradecerás a la vida esta cálida experiencia que te hará crecer como ser humano.

 

Delia Checa - D. A. R.

Mendoza, Argentina

[Delia Pilar]

Me encantó tu comentario, querida Beatriz. 

Tus aclaraciones son muy oportunas y didácticas. 

Mil gracias por tus palabras. 

Un abrazo.

[Delia Pilar]

Muchas gracias, Crispulo.

Saludos cordiales.

[Delia Pilar]

Agradezco profundamente tu comentario en el que me dejas tu sabiduría, querida Lucía.

Me alegro muchos que te haya gustado mi texto. 

Un fuerte abrazo.

Delia

[Benjamín Adolfo Araujo Mondragón]

¡Excelente ensayo sobre la Intimidad, Delia Pilar!

[Maria Beatriz Vicentelo Cayo]

Claro mi querida Delia,  si nos ponemos analizar todo es una circunferencia.  Cuando remarcamos, resaltamos incluso algo que está expuesto en escritura, lo hacemos  con un circulo; al ser todo un circulo, sabemos que hay un centro de energía, tan igual a una célula que tiene núcleo.  Y haciendo una CIRCU-INSPECCION concluimos que el hombre tiene un centro anímico-espiritual en cuánto  a sentimientos.  ¿cuál?  El ALMA

Tenemos muchos sentires, EMOCIONES  ¿Dónde pondríamos la DESCONFIANZA, el RECELO, el EGOISMO?  En el alma?  Podríamos ponerlo si quisiéramos,  pero les correspondería ese lugar?

De ahí que el AMOR es el más importante y sublime de los sentimientos.  Y lo hemos leído hasta el HARTAZGO,  el AMOR todo lo puede, todo lo fortalece. 

Y el AMOR no es RECELO, no es DESCONFIANZA, no es EGOISTA,  NO ES DUDA;  sino lo es y nosotros lo sentimos con "ese desconocido que se vuelve nuestra pareja o amigo" entonces significa que es todo lo que TÚ PUEDAS QUERER QUE SEA,   PERO NO LE ESTAMOS DANDO AMOR.

Y para lograr esa felicidad que tanto deseamos, salvo que queramos ser unos trogloditas, debemos SENTIR Y APLICAR AMOR para DARLO,  siempre DANDOLO  sin pensar en una reciprocidad, EL AMOR SOLO GENERA AMOR por ende PAZ Y FELICIDAD. 

¿Nos traicionaron?  Nos sacaron en cara lo que confiamos?  Eso depende de cómo sea el ALMA de quien AMAMOS, de con quien escogemos con quien tener INTIMIDAD, porque tampoco la vamos a tener con el primero que voltea la esquina. 

El hombre tiene la POTESTAD de ESCOGER,  de SELECCIONAR, tan igual como seleccionamos lo más conveniente para nuestro hogar;  desde luego  para NUESTRA VIDA , debemos hacerlo con mayor esmero.  Una esencia con DUDAS, es todo menos AMOR! Puede ser CONVENIENCIA y/o LUJURIA pero no es AMOR.

Gracias mi querida amiga, interesante lo que has publicado!

Un abrazo.

[LUCÍA GÓMEZ]

Ah, me encantan tus reflexiones tan acertadas, querida Delia. Son muy inspiradoras. Es cierto, la naturaleza humana nos impulsa a confiar y creer en una persona que nos dará la seguridad suficiente para depositar nuestros secretos y/o nuestras más íntimas sensaciones y secretos. Me has hecho recordar a mi abuela, que siempre me decía: "por qué será que nos enamoramos de un desconocido". Con eso, ella quería significar exactamente, que confiábamos en esa persona que nos hacía sentir queridos para aceptarnos como somos y acercarnos a la más hermosa intimidad. Es por ello, que dos personas que se aman, se hablan al oído, porque están cerca y solo necesitan susurrarse para poder entenderse. En todo caso, el amor propio nos ayuda a crecer como seres humanos, tal como lo afirmas en tu acertado ensayo.

(Perdón por extenderme, pero me invitas a reflexionar). Eres genial escribiendo y sintetizando estos temas.

Mi abrazo en la distancia y felicitaciones por tu ensayo tan bien hilado.