Estaba el buen Jesús, el milagroso

haciendo con sus hombres oración,

Zaqueo lo seguía silencioso

trepado en un arbusto cual gibón.

 

Zaqueo era un avaro vanidoso,

un gordo pequeñuelo y juguetón,

un tímido aldeano algo jocoso

con aires de ser fiel y bonachón.

 

Jesús se dirigió con simpatía

al hombre que trepado allí seguía:

¡Bajad que en vuestra casa os voy a ver!

 

y así lo acompañó hasta su aposento…

Zaqueo se moría de contento 

y no se lo podía ni creer. 

Vistas: 15

Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

Your image is loading...

Insignia

Cargando…