FUISTE MÍA
Fuiste mía
cuando me permitiste
compartir contigo
la manzana del placer
Cuando el metal
de dura sangre
se internó en el cráter
de tu tierra prohibida
Fuiste mía cuando
mi espada encendida abría
el camino por donde nace la vida.
Cuando dejaste que mi mano
se detuviera en el fondo
del océano
y gozaras hacer mujer.
Sin pensar en hacerte daño
hundí mi cuerpo en tu piel
y los pájaros salieron volando
anunciando que había
nacido una mujer.
RENÉ CRUZ MAYORGA
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