Sentada a su lado, de cara al sol, compartimos juntos el poncho de los “pobres”. Se corrió al otro extremo del banco, por prudente o desconfiado. Olía a humo de maderos verdes. Debajo de las uñas, la negra medialuna del abandono. A sus pies, un perro atento a mis movimientos, varias mantas roídas, bolsas con enseres de lata y algunos restos de pan duro.

En la oscuridad de su rostro, dos ojos más celestes que el cielo de aquella mañana, encerraban una ternura que me hizo imaginar que tanto peso, habían logrado hacerlos algo lánguidos y vidriosos, cayendo de su cara hasta perderse en una maraña de arrugas tempranas y párpados caídos.
Saqué mi atado de cigarrillos y le ofrecí uno. Fumamos en silencio, mientras las palomas, sabias buscadoras de migajas, se asemejaban a él en esta paradoja del destino.
Mi primer comentario, tonto pero eficaz, fue sobre el tiempo.
- Ahora es más llevadero- comentó – el otoño recién comienza. Los tiempos duros pronto llegarán…viera Ud lo que es esto…
- No quiero imaginarlo – respondí – se resguarda en la estación de servicio de la esquina?
- Donde pueda señora, donde pueda…

Pocas palabras; de pronto el silencio sólo era interrumpido por el rasqueteo del perro que no cesaba de sacudir sus pulgas y malestar. Una hoja amarilla cayó entre ambos. La miró sonriente, la tomó con sus manos agrietadas y se detuvo largo tiempo en ella.
- Es Ud argentino? – pregunté con un presentimiento. Tenía el cabello largo, entrecano, algo rojizo, atado con una cinta negra. El la solapa de su prenda andrajosa, un escudo desconocido para mí. No respondió enseguida. Dio media vuelta y hurgó entre las mantas dobladitas con prolijidad. Un pequeño y vetusto violín se fue acomodando entre su pecho y su mentón. Comenzó a sonar una melodía que venía más allá del instrumento. Le nacía del alma y lo transportaba posiblemente a sus paisajes, a su tierra, a la infancia, a los sueños que nunca mueren.
- Bulgaria – pronunció mientras seguía maravillando mi corazón. La gente nos observaba. El tráfico se hizo más lento, las palomas picoteaban la bolsa cerrada donde guardaba el pan, los peatones se detenían y me indagaban con la mirada. Él parecía no estar a mi lado…volaba, reía, cantaba, se había marchado al otro lado de la luna. Seguí fumando en silencio y fui yo la que miró con desprecio al resto de los sorprendidos. No estaba loco…solo que la indiferencia humana, aún no aprendió a sacarse la venda de los ojos. Y no pude hacer que volviera al asoleado banco donde yo estaba. Se fue sin irse, por el viento de las hojas secas, por la memoria emocional de su almita, por las fronteras de lo imposible. Seguramente, allí en Bulgaria, lo esperaban los vestigios de un pasado con rostros inolvidables.
En menos de de 15 días, aquel señor de apariencia irrescatable, tuvo un techo, agua caliente, comida del día, una cama acogedora y ropa nueva. Ahora, endulza los oídos de todos aquellos que comparten con él, el oro de la solidaridad. Solo tuve que hacer algunos trámites personalizados, insistiendo, denunciando, abogando, incriminando, haciéndome cargo de cada paso que daba…
Juan con sus hermosas alas blancas, pasa la mayor parte de su tiempo jugando con su perro y dando clases de violín en un hogar Municipal de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
No todo está perdido…yo vengo a entregar mi corazón (frase de una bella canción argentina)

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Respuestas a esta discusión

Maravillosa prosa. Es como si se la cantara mientras se escucha una melodía interpretada por el mismo violín. Hasta resulta envidiable la riqueza del mendigo. Felicitaciones, Rita!
Felicitaciones y muchos éxitos más. Chente.

Rita felicidades!

bien merecido este galardón a esta prosa maravillosa que tuve el privilegio de leer hace unos días

abrazo gigantes para tí! y espero más textos bellos como éste!!

Sin duda, es una narración hermosa, llena de humanidad, de clara dinámica narrativa, con planteamiento, conflicto y desenlace bien logrados, felicitaciones a la poetisa. Y para colmo entiendo que es real. Grande amiga Rita 

FELICIDADES RITA, SABES QUE ADMIRO TU OBRA.

BESOS Y ABRAZOS

¡Hermoso! ¡Conmovedor! De nuestra realidad y nuestro tiempo... una forma bella de cambiar el mundo. ¡Felicitaciones!
RITA, merecido reconocimiento... !FELICIDADES¡

Rita: excelente relato!!! mis felicitaciones!!! Realmente si habría muchos más como la protagonista, el mundo cambiaría para bien. ¡QUE JUAN SIGA TOCANDO SU VIOLÍN!

Un gran abrazo

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Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

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