MISION CUMPLIDA Manuel González, chileno
a ti te llaman Manolo
por cariño tus paisanos;
yo no he logrado encontrar
el adjetivo correcto
que pueda calificar
esa valerosa hazaña
que fuiste capaz de hacer.
De primero descendiste,
confiado y sin mostrar miedo
a esa gran profundidad
que en hogar inverosímil
sin buscarlo se volvió
para treinta y tres mineros
que por amor al trabajo
y mucha necesidad
a las entrañas retaron
en un desierto lejano
al Sur del hermano Chile.
Si temor ellos sintieron
nunca lo manifestaron
al aceptar sus trabajos;
era más que un desafío
hacia lo desconocido.
Para mí el más grande héroe
fuiste tu Manuel González
que sin tener garantía
de que todo saldría bien
no lo pensaste dos veces
y en esa cápsula Fénix
con gran valor te embarcaste.
Sabías que los científicos,
técnicos, la Nasa, tú
y mil más involucrados
en tan sin igual rescate
profundamente estudiaron
hasta el último detalle
para tratar de evitar
que esa increíble odisea
se convirtiera en tragedia.
Aunque todo fue planeado
a exactitud y conciencia
posibilidad sí había
sobre alguna reacción,
impredecible por cierto
de nuestra madre la tierra
que cuando la tratan mal
se rebela sin pensar.
No dudaste en adentrarte
y jugarte así la vida.
Del alma a ti te nació
ir a buscar tus hermanos
darles valor e instrucciones
e inyectarles tu optimismo.
Y como si fuese poco
te quedaste hasta el final,
quisiste ser el testigo
de esa gran felicidad
que tus hermanos sentían
al salir de ese lugar.
Después de ti yo lo sé
bajaron más rescatistas
a quienes bastante admiro,
por ellos también oré.
Pero no puedo quitarme
de la mente esa tu imagen;
cuando de héroes se trata
para mí siempre serás
el primero de la lista.
El más altruista y humano
que con modestia ha mostrado
la más grande maravilla:
ofrecer hasta su vida
para salvar sus hermanos.
Que Dios bendiga tu alma,
te colme de bendiciones,
llene de dicha tu vida
y a tu familia de orgullo,
así como yo lo vivo
sin conocerte en persona.
Me siento más que feliz
al saber que en este mundo
viven seres como tú.
Mi padre y hasta mi abuelo
también de minas supieron;
por eso cuando iniciaban
la operación San Lorenzo
sus almas y las de todos
los angelitos del cielo
al Señor intercedieron,
logrando que finalmente
al Campamento Esperanza
un milagro lo acogiera
gracias a la Fe del mundo
y a la gran misericordia
del Señor, nuestro Creador.