EL DISCÍPULO COBARDE
¿Cómo pude, Señor, abandonarte,
dejar tu corazón tan dolorido?
¿Por qué el feroz suplicio, tan temido,
puso alas en mi pies para dejarte?
Yo, ¡aquél que tanto blasonó de amarte!:
discípulo cobarde, que ha vivido
siempre avergonzado por haber huido,
en vez de estar a tu lado, y ayudarte.
En mi carne débil, ese Alma alerta,
cerró los ojos, por no defenderte,
porque temía al que te odiaba tanto.
Ahora, Tu amor, llamará a mi puerta,
Y, ¿cómo podrá la mano tenderte
este ser infiel, sin morir de llanto?
......ooooooOoooooo......
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