Había una vez un rey pagano que no creía en la navidad, odiaba los nacimientos, detestaba el pavo y chocolate navideño, y decía a todos: – Yo no creo en la navidad porque es solo una fiesta de gente que quiere vender cosas, además no se sabe si nació en verdad el niño Jesús en diciembre. 


Afirmaba esto, porque de niño, sus padres cuando llegaba navidad no le traían ningún regalo, ni adornaban su casa, ni ponían villancicos, porque se dedicaban a sus negocios y él la pasaba solo con su hermano menor y su empleada, pues ni a dormir llegaban, porque se quedaban celebrando en su puesto de telas con sus trabajadores. Por ello hizo un edicto que decía que estaba prohibido celebrar la navidad en su comarca, y como los pobladores le temían, pues era muy cruel ejecutando castigos, nadie se atrevía a desobedecerle, no obstante, había un niño llamado Joel que en su humilde casa preguntaba a sus padres:


– ¿Papitos por qué no podemos armar el nacimiento y adornar la casa, si con eso no hacemos daño a nadie?, a mí me gusta ver al niño en el pesebre.



A él le encantaba ver el nacimiento que su madre siempre ponía en un lugar especial de la sala de su casa, pero ese año no se podía hacer.


Sus padres se lamentaban no poder complacerlo, pues temían, como todos, al rey Eugenio, ya que era conocido por su extrema severidad para hacer cumplir sus órdenes. Sin embargo, Joel que era un niño muy avispado de ocho años, en la noche fue al cuarto de servicio donde estaban guardados los muñecos del nacimiento y los sacó, los limpió, luego, se fue a la sala, y encima de una mesita armó el nacimiento.


Lo había armado con tanta inocencia y dulzura de un alma blanca, que, al día siguiente, al despertarse sus padres, sintieron mucha ternura al ver ese hermoso nacimiento en su sala, y en lugar de regañarle, le dijeron que solo un día podía estar allí y que luego lo guardarían para no contrariar al rey. Pero en la tarde, la empleada de la casa fue con el chisme al rey y le contó que en la casa de la familia Pérez un niño había armado un nacimiento y el rey muy enojado fue a ver quién había desobedecido sus órdenes y cuando llegó con sus súbditos a la casa de Joel pidió ver el nacimiento y los padres de Joel quisieron negar que existía tal nacimiento en su casa, pero el rey les dijo:


– No mientan, ¡yo sé bien de buenas fuentes que sí existe ese nacimiento en esta casa!


Así que por la fuerza con sus súbditos, entró y al ver en la sala ese nacimiento hecho con tanto amor y dulzura y muy bien adornado por Joel, se le vinieron a la mente recuerdos de su infancia, de cómo moría por tener un nacimiento en su casa y que sus padres nunca lo armaron, se puso a llorar y pidió perdón a Joel y a todo el pueblo por haberlos privado del privilegio de disfrutar al pequeño niño Jesús en nacimientos que hacían ver a las personas, la humildad de un rey tan grande, durmiendo entre pajas, rodeado de animales.

 

 Este hecho caló muy hondo en su mente y corazón y gracias a Joel eliminó ese decreto que impedía armar nacimientos, y más aún, dijo:


– Desde hoy, todos los años se premiará al mejor nacimiento del pueblo.


Y la gente muy emocionada comenzó a esmerarse en hacer bellos nacimientos y el primer año el nacimiento de Joel ganó el premio, por su originalidad, dulzura y por ser el niño que sin temor a represalias se arriesgó a rendir culto al niño Dios a través del nacimiento. Desde entonces el pueblo de Tezapa, es conocido como el lugar donde se elaboran los nacimientos más hermosos y muchos turistas viajan para ver los bellos nacimientos hechos por sus pobladores.


Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos reservados (Creado el 21 de diciembre a las 13.33 pm)

 

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Respuestas a esta discusión

Gracias poeta Edith Elvira Colqui, por compartir tu cuento lleno de ternura y fantasía.

Felicitaciones.

Mil gracias querido Jesús 

Muy buena tu narrativa impregnada de emociones y enseñanzas. Me ha encantado. Gracias por participar.

EDITH ELVIRA COLQUI ROJAS

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Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

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