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ALBA

La noche caía con extrema fuerza, era noche de Navidades, una noche de invierno de inmenso frío, una noche tenebrosa. La gente caminaba por la calle, se detenía ante los escaparates adornados como buscando el alivio que produce el calor proyectado por los neones y ese aire caliente que sale de una puerta de café que se abre dejando escapar una mezcla de música y aromas, de voces alegres que siempre invitan a entrar.

Yo había vuelto a mi ciudad después de más de ocho años de ausencia, varios años de servicio militar y otros de estudios en Francia, había vuelto a esta ciudad amada que me había visto nacer, en la que había vivido mis más grandes aventuras de infancia y mi más recordada experiencia amorosa, una ciudad donde siempre me había sentido vivo y libre antes de haber conocido los desastres de la guerra. Casi tres largos años me los pasé en el Líbano en combates monstruosos, cuántos recuerdos, cuántos peligros, cuánta muerte y sangre derramada, cuánto desprecio, cuánta ira, cuánto odio. Aún estoy viendo esas miradas furtivas de mis compañeros de combate que se perdieron en océanos de pólvora sin jamás poder volver a las orillas tranquilas de la vida.

¡Ah! cuántas veces había soñado que volvería a mi casa y que todo lo que había conocido antes hubiera sólo sido una mera pesadilla. Esta noche de invierno había vuelto milagrosamente a mi ciudad para despedirme de mi madre que estaba muriéndose en un descuidado hospital de ancianos.

¡Qué lúgubre y ansiosa noche de Diciembre y Navidades! En la calle principal la gente corría a un lugar caliente y seguro y yo me perdía mirando los escaparates de las tiendas, la nieve caía y se apoderaba de las aceras, era el año 1989 y yo me sentía invadido de pena y desesperanza sin más algo que me animase a seguir buscando lo que siempre me había parecido haber perdido, mi bella novia Alba, mi novia desaparecida. Nunca quise apagar su recuerdo, sentía que mi madre me había mentido acerca de Alba. Mi despedida de Alba fue una separación continua, una clase de suicidio compartido, una sonrisa y una lágrima, y esta noche de Navidades no quise preguntar al cielo sobre el destino de Alba, no quise buscarla entre las grises nubes, pregunté a mi corazón, a mis sueños, a nuestros besos, a las tantas veces que nos prometimos de nunca separarnos.

Ahora estaba deambulando en las calles sin saber dónde estaba, sin saber dónde ir. Hace varias horas que había dejado a mi madre muerta en unos de esos tenebrosos cuartos de hospital. Durante tres días y tres noches mi madre estuvo luchando con la muerte, y durante esas tres noches permanecí sentado junto a su cama mientras la enfermedad agotaba su viejo cuerpo. Me acuerdo que caí desplomado esa última noche suya, mis ojos no habían podido más soportar su agonía, se me cerraban sin que me hubiese dado cuenta, recuerdo que me había quedado dormido durante varias horas sentado en un silla de acero. Y mientras yo dormía, la muerte se había llevado a mi madre. Estaba allí en su fría cama con sus dos dulces ojos aún abiertos, dos ojos profundos e inteligentes, no me atrevía a mirarla por largo tiempo ante el temblor de los relámpagos, tenebrosas sombras que se deslizaban sobre su rostro y su boca entreabierta. En un instante pensé que aún estaba viva, que podía despertar y decirme: “Te mentí Arón, te mentí..., Alba jamás se había casado, no quise verte casado con una mujer que no era de tu religión”.

Mi madre yacía bien muerta en su fría cama, tenía la frente pálida y tranquila con una santa mirada en su rostro, y yo no quise mirarla más para no despertar en mí una vana esperanza. Alba y yo nos habíamos amado locamente en silencio, discretamente, nadie lo sabía, sólo nosotros, nos amamos en pasión con un amor instintivo, profundo, invencible, nos amamos con todos nuestros sentidos, con nuestros ojos, con nuestro olfato, con nuestra carne, con nuestra alma. Aún recuerdo el rostro de mi madre cuando cuando le dije que me casaría con Alba. Y ella me dijo en un tono de idioma Judeo-español:

- No aleguen ni sean tus días, que no intentes pensar así, al 'harmeado', los Judíos no deben casarse con extranjeras , esa Alba no es judía, su madre llegó de Rusia sin marido con ella, a lo mejor es bastarda...aléjate de esa 'besboja' antes que se caiga el cielo sobre ti....

Y yo valientemente le contesté:

-Alba es pura y decente, es la mujer de mi vida y me casaré con ella ahora mismo, mismo si te opones.

Yo nunca había hablado de religiones con Alba ni le conté acerca de la conversación que tuve con mi madre. Una noche de Navidades, antes de enrolarme al ejército, fuimos a celebrar en el Café Pushkin, allí cada año los jóvenes Judíos de origen ruso solían festejar la Noche Buena. Me acuerdo que la dejé llorando cuando debimos separarnos y nos prometimos escribirnos.

-Siempre te esperaré, Arón, siempre...

Esa noche de despedida nos hundimos en un largo beso cuyo sabor inundó mi cuerpo y permaneció dentro de mí para siempre. Y como se lo había prometido, le mandé muchas cartas, mas Alba jamás me contestó . Me impacienté, pensé que algo le había ocurrido, todas las cartas llegaban a mi casa, mi madre debía entregárselas. Entonces escribí a mi madre y le pedí que me mandase noticias de alba. Un día me llegó una carta de mi madre :

- Olvídate de la Cristiana, ella se casó hace tres semanas.

Esa carta fue mi muerte en vida, estaba destrozado....Cuando me liberé del ejército Israeli, volví a casa de mi madre y no quise saber nada de Alba. El mismo año viajé a Francia para estudiar y así huir de mis amargos recuerdos.Ya eran las doce de la noche, tuve que volver al hospital para arreglar los documentos acerca del entierro de mi madre. Y esa misma noche quise volver al Café Pushkin a pesar de mi duelo, sentía un impulso de volver a ese Café-biblioteca donde yo y Alba nos habíamos despedido muchos años atrás. Los recuerdos me llevaban a ese lugar, me llegaban a la mente, no paraba de preguntarme que estaría haciendo Alba esta noche de Navidades, por qué ella nunca contestó mis cartas, por qué no me había esperado.Tomé un taxi y llegué en cinco minutos al café Pushkin, decidí entrar , tomarme una bebida y hojear los libros que se mostraban. Una canción de Ives Montand resonaba en el espacio, la suave voz del cantante decía: “ Oh! quisiera tanto que recordaras, las hojas muertas se recogen con la pala, los recuerdos y los lamentos también. ¿Ves? no te he olvidado, la canción que me cantabas, una canción que nos parece, tu me amabas y yo te amaba, pero la vida separa a aquellos que se aman, suavemente, sin hacer ruido..."

Escogí un libro, pedí mi bebida y comencé a leer un primer fragmento de “La casa de Bernarda Alba” de Lorca. Después de una hora, me levanté, me fui al mostrador para pagar mi cuenta, estaba medio mareado, una joven cajera me atendió : -¿Se lleva Usted el libro? ¡Qué buen gusto! ¿Sabes que yo también me llamo Alba?....yo tenía un novio que le encantaba Lorca....

Ahora me parecía todo un sueño, un puro y tremendo desvarío, era Alba la preciosa cajera, estaba ante mí para llamarme la atención con su sonrisa.

Ah! qué noche de Navidades, en mi entorno todo era paz y silencio, la música me cobijaba en este dulce refugio, lejos del frío y del cuerpo muerto de mi madre, me sentía envuelto de tantos recuerdos que al margen de mi mente marcaron tanto mi vida. Y ahora estaba Alba ante mí, con su toque de princesa y hada, con su blusa rosa, siempre cordial, segura, vital, sonriente, y ahora más maravillosa que nunca. Largos momentos me senti tambaleando, ante mí estaba la más bella rosa de los rosales, una niña rubia de largas trenzas, esa niña que un diá me cogió de la mano y me llevó a la clase en mi primer día de segundario. ¡Ah! esa voz tan dulce, esos ojos....

- Alba, soy yo, Arón”, le dije en un susurro de angustia que apenas salía de mi garganta… soy yo ....Arón...

-¿Arón? ¿Me conoces?

-Si, soy Arón.

Alba se quedó media paralizada sin poder articular una sóla palabra.”

-¿Arón....no me lo creo...Dios mío....Arón...eres tú?

-Sí Alba , soy bien yo...

Y ella me tomó de la mano y me dijo sollozando.

- Soy aún soltera....siempre te esperé...no tengo palabras para expresar mi asombro, Dios mío estás vivo, aquí en Café Pushkin, tantos recuerdos, tantos episodios, tanta tristeza... me dejas rebozante de alegría y sorpresa....y tu madre me habia dicho que habias caído en el campo de batalla, que habías muerto....¿ ves? ¡estoy temblando...

Y yo tenía ahora ganas de llorar y gritar, correr como los gatos en los tejados con un impetuoso deseo de besar la cara de Alba, amarla para siempre. Un extraño escalofrío se apoderaba de mí y de Alba. Dos horas después salimos juntos afuera con el alma encendida. Después de ese choque de luz y oro, ese encuentro tan misterioso y tan real en esa noche de Navidades, anduvimos juntos sin frío y sin miedo, la nieve cesó, la ciudad dormía y grandes nubes rojas se esparcían lentamente en el cielo, anunciaban una bella y mejor aurora.

Caminábamos lentamente como se hace en un bosque embrujado, todo estaba desierto, no se oía ningún ruido, sólo nuestros pasos y el palpitante latido de nuestro corazón.

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Respuestas a esta discusión

¿Uno nace ya con el Destino marcado?

A veces se medita con criterio Fatalista.

Pero, al final, Arón y Alba, se reencontraron

y siguieron adelante , luego de ese "encuentro misterioso".

Fascinante narración estimado Ronny.

 Un bello cuento de navidad y amor  donde el amor no conoce fronteras,  ni distancias y menos de religiones 

Abrazos 

mary

Hermoso y enternecedor relato. Muy emotivo y encantador.

Me encantó.

Gracias por participar.

Tristeza, dolor, y sorpresa en esa noche de navidad,  que no hace diferencia entre los seres humanos que se aman para manifestarse.

Un relato verídico y que invita al lector su lectura hasta el final. 

Saludos poeta.

Teodora 

Que belo final.O amor prevaleceu sobre o preconceito, a guerra e ao tempo.

Parabéns!

¡Maravilloso relato navideño, con mucho de autobiografía, Ronny!

¡Qué precioso relato, estimado Ronny! Recibe mi felicitación y mi abrazo.

Levy...

Como reza el dicho: "Lo que es del cura... va pa la Iglesia"

Por mas mentiras que se cruzaron, al final el amor venció y se reencontraron.

Buen relato.

Gusto leerte.

Esta historia me parecio fantástica mi querido Ronny!

La has escrito tan maravillosamente bien, que parece realmente vivida!

Felicitaciones!  Extraordinario compartir

Muchas gracias por la participación mi buen amigo

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Una bella historia   hermoso  relato amigo Ronny  Felicitaciones   por tus letras.Besos Alicia.

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Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

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