EL INOCENTE/ LUCHINO VISCONTI (1976)
El Inocente es la última película de Visconti, estrenada tras su fallecimiento. Inspirada en la novela homónima de Gabriele D'Annunzio (publicada en 1891), fue rodada en escenarios naturales de la región Toscana de Italia.
La obra literaria de D’Annunzio, rica en poesía lírica, se sitúa en el segundo lugar de sus Novelas de la Rosa, junto con El placer y Giovanni Episcopo. El tema de esta película que comentamos está ceñido a la novela que le sirve de marco, del mismo modo que Visconti ha hecho con otras obras como El Gatopardo. No obstante, la fidelidad al tema no resta valor a la creación, puesto que el drama que presenciamos cuenta con aspectos que sólo el cine puede ofrecer, sobre todo si se trata de una obra de hondo contenido psicológico como El inocente.
Esta obra tiene por leitmotiv la sensualidad, y nos muestra la sociedad aristocrática italiana de finales del siglo XIX, honorable y virtuosa en apariencia, que oculta la realidad de la hipocresía y el engaño con los celos y la venganza consiguientes.
Los protagonistas son Tullio Hermil (Giancarlo Gianini) y su esposa Giuliana (Laura Antonelli). Tullio Hermil es consciente de su propio egoísmo sensual, pero sabe que debe ocultarlo con una falsa moralidad, y sufre también por su actitud culpable. La pareja vive bajo el mismo techo pero llevan vidas separadas.
Tullio mantiene una relación adúltera con su amante Teresa (Jennifer O’Neill). Giuliana siempre ha perdonado a su marido los engaños amorosos, pero también ella es conquistada y queda embarazada de su amante, Filippo d’Arborio, un amor de antaño. El nacimiento del niño desencadena las pasiones, aunque moralmente Tullio se ve obligado a perdonar a su esposa a quien tantas veces engañó.
Pero Tullio no soporta sin odio al inocente recién nacido, y lo mata exponiéndolo en la ventana del hogar una noche de invierno en la Navidad.
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La reconciliación de Tullio y Juliana, durante la gestación, no se basa en un intento mutuo de reconciliación, sino en dos proyectos diferentes de traición personal. Visconti mantiene un gran vigor narrativo e intelectual y construye una historia sólida, que ofrece lucidez, escepticismo y desolación. Los escenarios, de un lujo deslumbrante y una belleza abrumadora y fascinante, son los de una vieja sociedad en tránsito a la extinción. La sala de armas representa los simulacros de luchas a espada; los palacios que acogen fiestas, banquetes y conciertos, son los espacios en los que se desarrolla el simulacro de vida honorable de unos seres miserables llevados por la pasión.
La música incluye obras de Mozart, Liszt y Chopin, y también un aria de Orfeo y Euridice, de Gluck. Esta música barroca y romántica acompaña la acción y el lujo que rodea el ambiente de las escenas. La fotografía resalta la brillantez de los decorados y del vestuario.
En las obras de la madurez de Visconti, incluso en las operísticas, y en El Inocente de modo palpable, está presente el arte barroco como aspiración de expresar lo inabarcable, desarrollando en concepto la indeterminación psicológica de los personajes girando en torno a núcleos proliferantes que se expanden y llenan el espacio.
El color en Visconti es clave para resaltar estados de ánimo: En las escenas de reconciliación y del embarazo predominan los blancos, con azules y verdes claros; y en las escenas finales la paleta se reduce a negros opacos, blancos de nieve y neutros brumosos. Ya el autor no utiliza el zoom con la frecuencia de sus obras anteriores (recordar: La Muerte en Venecia), y pone el acento en el intenso dramatismo de la novela.
Visconti nos ofrece una prueba más de su creatividad cuando en los créditos de la película saluda al espectador pasando con sus manos las hojas del libro de D'Annunzio. El guión construye unos diálogos que dicen lo que se niega o modifica con el gesto o la mirada, y la mirada del director Visconti pone énfasis donde debe haberlo, con los recursos del color y el movimiento.
La interpretación de los tres protagonistas es convincente. Los desnudos intensifican y amplían la dimensión sensual y lujuriosa de la obra.
Aparte de narrar esta oscura historia, la película se destaca por lo exuberante de su arte, la cual está al mismo nivel de su conocida: El Gatopardo. El vacío emocional y el tormento que padece el personaje está perfectamente expresado, pero el cineasta puede expresar con claridad la decisión fatal del protagonista al momento de tomar las decisiones más duras. Visconti acierta en mostrarnos el contenido de la obra literaria, y hace creíbles los sentimientos que reflejan fielmente la desconexión con el tormento psicológico que sufre el protagonista Tullio Hermil. Los celos cubren toda su esfera sentimental, no hay amor ni odio en él. Este profundo deseo posesivo, muy propio de la burguesía, se va enquistando en sus razonamientos, va nublando su mente y termina invirtiendo la imagen que percibe de la realidad.
Excelente obra póstuma de un autor innovador que aportó al cine, al teatro y a la ópera belleza, suntuosidad, crítica y valiosos elementos de reflexión y emoción.
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Bueno, no se mucho de películas y no he leído la novela citada. Pero por lo que estoy leyendo en este excelente artículo, donde el sentimiento que prima, son los celos y eso es muy lógico. Normal por qué? Porque si las hechos se desarrollan dentro de un ambiente aristocrático de Italia, pues son conocidas las emociones que predominan en la clase aristocrática o de un nivel "superior" al normal.
La mayoría de los "niños ricos" son engreídos y no saben de escaseces si los comparamos con la gente de menor nivel, porque la necesidad doblega muchas veces el orgullo. Y lo primero que afecta en una situación posible de engaño o traición es el orgullo del amor propio. Esto se da aún cuando no se ama y está muy ligado a la soberbia, que muy poco la vemos en clases media o baja. Desde luego hay excepciones.
Ahora bien, por otro lado; toda película como novela, tiene y debe tener enredos emocionales; a mayor número mucho mejor para el desenlace y para éxito impresionante. MIentras la trama sea más intrincada en sus pasiones de hecho será óptimo el desenlace, porque será el más impensado con un deslumbramiento total.
Eso sería todo cuanto tendría que comentar.
Gracias Alejo, por esta excelente publicación, para mi sumamente INTERESANTE! Ni hablar de redacciones, conocimientos, gramática etc.
Un abrazo cordial
Es una muy buena interpretación de la película de Visconti, la cual ya era una buenísima interpretación de la obra de DÁnunzio, incorporando -claro está- las características del discurso cinematográfico. Mis congratulaciones.
Agregado por Nilo 0 Comentarios 1 Me gusta
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