Se sentía el sabor amargo del extraño chocolate encontrado en el jardín. Un fuerte mareo le hizo pensar que se podía tratar de una sustancia no apta para el consumo. Llamó un taxi para ir al médico, algunos exámenes de laboratorio lo sacarían de cualquier duda. Sintió un gran alivio al saber que no era nada dañino para la salud. Ahora se iría al trabajo, había muchas cosas pendientes en el Laboratorio de investigaciones y proyectos Walmart, donde trabajaba desde hace más de veinte años. El ambiente siempre era agradable, sonriente.

Un buen café le vendría muy bien, después de lo sucedido.

La tareas ha realizar no eran abundantes, no obstante... se percató que no estaba con todas sus luces, una especie de desgano la acompañó todo la jornada, nada común en ella, siempre era la jovial, la despierta, sonreía a todo el mundo...sin embargo pareciera como si le hubieran cambiado el switch y colocado en slow motion. No faltó quien le preguntara..¿Qué pasa Julita, no te sentís bien?

El día se le hizo larguísimo, llegó la hora de la salida...pidió un taxi, era un gasto caro para su bolsillo pero así lo decidió.

Llegó a su casa, tomó un ducha rápida y se recostó a descansar, estaba exhausta.

El repiqueteo de su celular la despertó, comprobó que era un número desconocido, pero su inquieta curiosidad le insinuó responder la llamada…

-¿Quién es?

-¿Te gustó el chocolate?

-Por favor ¿Quién es? ¿Qué quiere de mí?

- Precisamente te quiero a ti. Tengo una obsesión desde el primer día que te vi en la aerolínea. Eres tan hermosa, simpática, inteligente. 

Ella estaba tan desconcertada que lo mejor era proponer un encuentro para despejar dudas.

 

- ¿Cuándo podemos ir a tomar un café?

- ¿Te parece bien el domingo a las 10 de la mañana en el café Florida que se encuentra cerca de tu trabajo?

- Sí, me parece bien. Allí estaré puntual. Adiós 

Hasta las últimas horas de sábado aún no estaba segura de ir a la cita. Un no se que le impedía decidir.

Llamó a Roberto, su hermano mayor y le comentó sobre el asunto; este después de escucharla, no vaciló ni un segundo y le aconsejó rehusar encontrarse con el atrevido pretendiente, y destacó el hecho del referido chocolate, que le afectó sobre manera, además agregó que no podría estar seguro que él susodicho no lograría introducir en el café alguna droga o algo por el estilo. Sus zalamerías por teléfono encubrían quizás, pretensiones, que por el momento, no eran del todo claras o verdaderas.

El domingo por la mañana, cerca de las nueve, vibró su celular...abrió la llamada…

-Si, escucho…

-Hola, preciosa, soy yo, quería decirte que estoy ansioso de encontrarnos, te esperaré con un impactante ramo de rosas, que te encantará.

-Lamento desilusionarte, desde ayer tengo un malestar, que inclusive no me dejó dormir...estoy exhausta, no me será posible concurrir a la cita. Mil perdones.

-Ohhh, que contrariedad, espero que te mejores, mañana te llamaré par saber de tu estado. No deseo molestar, así que dime a que hora te parece bien que te llame…


Colgó inmediatamente sin decir nada. Cambiaría el número de teléfono para así poder estar tranquila. No le gustaban este tipo de situaciones poco fiables y mucho menos con desconocidos. 

Era un fin de semana precioso para ir a la playa y tener un bonito bronceado. A sus 45 años tenía un cuerpo espectacular. Nunca había pensado en casarse ni tener hijos. Era la mejor decisión de su vida. 

Ya se estaba arreglando para ir al trabajo. Se veía en el espejo lo bonita que era. Nariz pequeña, ojos grandes entre verdes y azul. Labios grandes y carnosos. Sabía que llamaba mucho la atención por dondequiera que iba. 

Apenas iba llegando al trabajo, un hombre alto, vestido de traje, con un inmenso precioso ramo de rosas rojas la esperaba con gran sonrisa.

Inmediatamente se presentó como Halit Zelmat, su admirador secreto.

-He comprobado que tienes un nuevo número de teléfono, jajaja...pero necesito que hablemos y aclaremos algo. Yo no puse nada malo en el chocolate. Me pareció una idea, tal vez tonta, de darte algo que sé te gusta mucho. Te conozco desde pequeña aunque no te acuerdes de mí por la diferencia de edad. Tú 45 y yo 58. Te invito a cenar esta noche junto a tu hermano Kelim, para que tengas confianza que no soy mala persona. 

Ella lo pensó por un instante y decidió decir que sí.

-Me alegro, iremos esta noche al restaurante “La luna llena”. Ahora tengo que irme porque tengo mucho trabajo pendiente, gracias. Tenemos mucho de qué hablar.

Entró a su oficina, los pensamientos no le permitieron concentrase en su trabajo. Un hombre mayor, con ese nombre tan raro, mencionó a su hermano, llamándolo Kelim, o algo así, esto era una pesadilla, quizás está soñando, pero...sonó el intercomunicador…

-Señorita Julia, la espero en mi oficina a la brevedad posible, se ha presentado un caso urgente y requiero su presencia aquí.

-No hay problema señor Fastón, voy para allí en unos momentos.

Al entrar al despacho de su jefe, y al ver quien estaba sentado conversando con él, se quedó anonadada, el susodicho pretendiente se levantó y la saludó.

-Ohhhh... que agradable sorpresa, gusto reencontrarnos.

Esta sorpresa no era del todo de su agrado. Su corazón palpitaba muy rápido y un mal presentimiento le erizó toda la piel. 

-Buenas tardes, saludó cortésmente.

-Julia, veo que ya se han conocido y queremos ir directamente a decirte que hemos analizado tu ADN, el cual presenta una composición tan extraña que, con tu consentimiento o sin él, hemos decidido utilizarlo para crear seres perfectos e inteligentes, capaces de hacer todo lo que han hecho los grandes de la historia. Será un acontecimiento mundial, tú la protagonista. 

Todo fue tan rápido que tan solo llegó a sentir la inyección.

……….

Abrió los ojos...una extraña sensación de vacío le obligó a dudar...cierto malestar la perturbaba...toda era extraño...quiso levantarse...pero una suave voz le susurró en su mente…

-Despacio, sin apuro...descansa un poco más...estás en buenas manos…

-¿Quién me habla? ¡¡Estoy perdida, no entiendo nada!!

Nuevamente esa voz logró su atención, imposible no sentirla, estaba dentro de su cabeza, como una grabación…

Mientras más abría los ojos su asombro era mucho mayor.

A su alrededor varias mujeres idénticas a ella se encontraban a cierta distancia dentro de tubos cilíndricos de cristal.

Sonreían, tenían la mirada fija en ella.

Articulaban con su boca palabras que ella no entendía.

No era un sueño.

Era una realidad estremecedora de la cual sabía no podía ya escapar.

Estaba atrapada dentro de la inteligencia artificial que ya se había apoderado de la humanidad, llevándola a otra dimensión desconocida.

Lágrimas, aún rodaban por sus mejillas.

Sentados frente a una pantalla inmensa, dos hombres se miraban y sonreían, mientras observaban la imagen de los tubos, saboreaban un ricos chocolates.

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Autores

María Alejandra Jiménez (Venezuela/España)

Beto Brom (Israel)

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Imagen de la WEB con texto anexado.

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Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

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