PERSONA / INGMAR BERGMAN (1966)

En Hamlet, de Shakespeare, la frase central del drama es el más famoso monólogo de la dramaturgia de todos los tiempos ‘Ser o no ser’. El personaje principal de esta película del cineasta sueco Ingmar Bergman es Elizabeth Vogler (representada por Liv Ullmann) parece haberse propuesto el dilema. Es una actriz teatral que luego de una representación de Electra pierde el habla, no sabemos si por decisión propia e intencional o a causa de algún trastorno psicosomático. Con el silencio impone su deseo de existir.

Es encomendada por el médico a la enfermera Alma (Bibi Andersson, una de las actrices preferidas del autor Ingmar Bergman). El tratamiento las lleva a una casa de campo en pleno verano. Desde el momento en que ambas mujeres comparten la vida solitaria, en la que no hay comunicación verbal, van surgiendo los conflictos de cada una, pero es sólo una de ellas, la enfermera Alma, la que habla con la enferma y propone causas y conductas que conducen al amor de las mujeres.

La enfermera revela sus planes matrimoniales y sus miedos; narra un episodio ocurrido en la playa, cuando se enfrenta con una mujer amiga al asedio sexual de dos jóvenes. Siente gusto al evocar esa aventura de hondo placer erótico que cuenta a la paciente Elizabeth, callada al escuchar la historia.

Hay un parecido físico entre las dos mujeres y Bergman enfatiza la similitud al crear un plano en el que combina media cara de cada una de ellas, como un retrato. En esa ocasión dijo Bergman: “El rostro humano es el gran tema del cine. Todo está ahí”

En el tiempo de la convivencia en la casa de campo, crece la atracción física en las mujeres. La paciente, Elizabeth, es más fuerte que Alma, la enfermera, y esto ocasiona un enfrentamiento violento entre ellas. En una escena de significado notable, explota el resentimiento de la enfermera. Deja caer en el jardín las piezas de un cristal roto en un lugar que Elizabeth recorre con frecuencia. Se hiere el pié la paciente y mira a la enfermera con la sospecha de que sabe quién lo hizo.

Persona es, dentro de la conocida filmografía de este director, una de sus obras más controvertidas. Una reflexión sobre el poder de los medios, sobre el cine dentro del propio cine, que obliga al espectador a replantearse constantemente el hilo argumental sobre el que se sustenta el guión, nos muestra símbolos que posteriormente se desenlazan en el reflejo de ideales humanos, virtudes y defectos, atributos que se realzan con las personalidades de las actrices. En ambos casos dos mujeres diametralmente opuestas en temperamento y en nociones de la vida se unen para conjugar un drama a partir de la relación de un hombre con una de ellas.

Así es como la película nos muestra el silencio de una protagonista como instrumento para la dominación de la compañera, y más aun, realza el papel de la actriz que perdió el habla, crea un papel especial para ella. Maquiavelismo puro adornado de toques de minusvalía. Con la mayor economía de personajes y escenarios se nos muestra a plenitud de imágenes un difícil tema: Dos mujeres conviviendo en una tortuosa relación.

Después de la escena del accidente con los cristales rotos que hieren a Elizabeth, Bergman produce el efecto de la quema del rollo de la película. La acción se detiene y la pantalla queda en blanco. Luego vuelve el desarrollo y aparece como al descuido un montaje de los primeros días del cine: esqueletos que danzan, ataúdes con una mano que busca tomarlo. Es un extraño descanso (cine dentro del cine) que termina con la cámara penetrando un ojo humano, como si buscara entrar en la mente. Con estas imágenes intercaladas en la trama se introduce el tiempo existencial de la obra.

El desenlace de la película nos ofrece a las mujeres una frente a la otra. De ellas sólo habla Alma, la enfermera, y expone lo que cree es la causa de la enfermedad neurótica de Elizabeth: El nacimiento indeseado de un hijo al que ella ha odiado. La dolorosa historia está explicada con la cámara sobre la enferma Elizabeth. Pero de inmediato es explicada la misma historia otra vez, palabra por palabra, con la cámara enfocada sobre el otro personaje: la enfermera, única hablante.

El director sueco hizo una película totalmente creativa, libre de las ataduras de los estudios y los productores. Logró una obra novedosa en forma y contenido. Elizabeth y Alma se complementan en una mezcla mental de ideas, recuerdos, deseos, esperanzas.

Eso nos ocurre cuando decimos “nosotros mismos”: Somos el singular de la palabra que da título a la película, y que en la lengua francesa denota dos conceptos excluyentes: Persona como individuo; persona como nadie, ninguno.

Persona es el drama existencial sobre el tema del doble y la máscara, el proceso de ósmosis entre dos mujeres que intercambian sutilmente su personalidad.

“El título es la clave: ‘persona´, en singular.

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Respuestas a esta discusión

¡Extraordinaria reseña, Alejo, sobre una película que es ya desde hace tiempo un icono de la filmografía mundial!

Tu texto, como acostumbras, con una grandiosa pero lamentable economía de palabras es digno de colección sin duda.

Me festejo por haberte laíso. Gracias por compartirla, Alejo.

Un abrazo desde México.

La vimos en el cine y aún admiramos la magia del realizador Igman Bergman. La he recordado con tu crónica y ha sido un momento memorable. Gracias, Alejo.

Vilma Lilia

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Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

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