No claudiques aunque pierdas la batalla, porque una batalla perdida es solo una derrota aparente, un bache en el camino que puede ser superado. No hay guerra que la fe y la voluntad de acero derroten. Siempre llega el sol en un nuevo verano tesucitado. Hoy las dagas del destino laceran mi cuerpo y mi alma con zaña pero no claudico aunque el cielo me muestre solo nubes negras, porque Dios lucha de mi lado, porque mi madre me heredó un carácter de hierro forjado y cuando la enfermedad me vence un día, el otro día le muestro mi sonrisa y fortaleza de soldado. Autora Edith Elvira Colqui Rojas Perû Derechos reservados Nota: lo hice desde mi lecho de enferma y desde mi cel. pequeño perdonad algún error involuntario
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Gracias
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