(Fausto / Rembrandt)
EL ALMA FÁUSTICA Y EL ALMA APOLÍNEA
En su obra: La Decadencia de Occidente, Spengler propuso la teoría de que todas las culturas tienen una forma idéntica de desarrollarse, y nos presenta un escenario en el cual, en un momento dado, nacen los dioses de todas las culturas, en un brote espontáneo, intuitivo y mítico; y de este modo evolucionan todas las culturas hacia estadios de florecimiento. Pensaba que las culturas, como las plantas y los animales de una especie común transcurren por etapas semejantes, y cada etapa se desarrolla en fases progresivas.
Oswald Spengler niega el papel de las dos ciudades latinas, Roma y París, como centros culturales del siglo XVI. Según Spengler, el núcleo es el espíritu germánico, que encuentra su expresión principal en el espíritu musical, fáustico y selvático del Barroco. De igual manera, Albert Béguin, uno de los fundadores de la Escuela de Ginebra, afirma que el barroco comienza en Alemania y se difunde primero en España y luego por toda Europa. En general, los estudiosos que ven en el barroco una expresión de la esencia de la raza germánica, están contra el Renacimiento y tratan el barroco en la misma línea que el gótico que floreció en Alemania.
Spengler elaboró una concepción pluralista y organicista de la Historia. Según su visión, las culturas experimentan una necesidad morfológica que conlleva nacimiento, esplendor y decadencia antes de la muerte. Occidente está a punto de morir, ya es el cadáver de una Cultura, es decir de una Civilización. El declive militar de los occidentales ante los nuevos bárbaros, y el sometimiento de lo político a lo económico-financiero marcan nuestra era. Una era unilateral, en la que el alma fáustica de nuestra cultura discurrió exclusivamente por los canales de la infinitud técnica y de la producción y acumulación insaciable de plusvalía.
Las culturas las denominó de dos clases. Una, las culturas apolíneas: el sensualismo de la estatua griega del hombre desnudo, cuyo contorno define y cierra los cuerpos en el espacio, el culto de los dioses olímpicos, la fatalidad (Ananké). Y las otras, las culturas fáusticas, de origen germánico pero que dan personalidad a la cultura occidental, representadas en el arte de la fuga, de Juan Sebastián Bach, la aguja gótica lanzada al infinito, el ilimitado ámbito espacial que sugiere la mirada de La Gioconda hacia el espectador y el horizonte difuso en el fondo, algo espiritual separado del presente sensible. ¿Es sostenible esa disyunción entre las culturas nórdicas y las mediterráneas que propone Spengler? Mariano Picón Salas anunció a su modo poético la conjunción de las culturas en la vieja Europa, cuando dijo que el mito de Goethe en el segundo Fausto encarnaba simbólicamente esa unión de espíritu, representada en el matrimonio de Fausto y Helena: “La voluntad y la pasión germánicas integradas y armonizadas en las antiguas y bellas formas meridionales”.
Hoy día ha resurgido el pensamiento de Spengler en aquella obra, publicada entre 1918 y 1922, y podemos decir que la Cultura Occidental está en decadencia. El Arte ha perdido su contenido simbólico y es solo lujo, capricho, imitación. Al igual que en las culturas desaparecidas, el predominio del dinero y la riqueza material anuncia otras catástrofes sangrientas.
Como ejemplo podemos señalar a la prensa escrita, un producto del alma fáustica, manejada por los grandes capitales, que ha traído el alejamiento del libro de papel sobre el cual se escribió El Quijote.
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La concepción histórica de Spengler contribuyó a preparar la receptividad del pueblo alemán hacia la degeneración del nazismo. Esta aparición de una doctrina perversa ha atraído la amenaza de una catástrofe nuclear como la que pregonan los gobiernos dictatoriales. Pero debemos recordar que en el decenio de los años sesenta ocurrió un hecho que escindió la historia de la humanidad en un antes y un después: El hombre, por primera vez, vio a la tierra desde el espacio exterior.
El minucioso historiador alemán escribió en su citada obra acerca de la nórdica "nostalgia por los bosques, la misteriosa compasión, el inefable sentido de abandono", y comparó al hombre "fáustico" —que era su ideal occidental— con los hombres clásicos de la Antigüedad, escribiendo que "el susurro de los bosques, un encanto que ningún poeta Clásico jamás sintió, continúa con sus secretas preguntas: ¿De dónde?, ¿Hacia dónde?"
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Alejo Urdaneta
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Para mí, leer a mi amigo Alejo Urdaneta, es deleitarme con su interpretación y añalisis de la cultura y sus productos.
En esta lectura, se siente la evolución de diez mil años de vida occidental y su perspectiva, bajo los ojos de un intelectual serio y profundo que se coloca neutralmente a la distancia que le impida la deformación emotiva, Eso nos lo plantea cuando cita la imágen de observar la Tierra desde el espacio, en similar ejercicio que Carl Segal dejó como su testamento a la humanidad
Hay veces que sueño en un diálogo socrático, con Alejo, sentados en sillones, sin apuro, y con una copa de vino en nuestras manos
Ernesto
Lleno de esplendor y luces, tu artículo sobre las almas apolíneas, faústicas y Spengler, estimado Alejo; agradezco tus intentos de culturizar a cada paso...
¡Minucioso ensayo sobre Spengler que denota tu alta preparación académica Alejo!
Lo dionisiaco y lo apolineo en una constante oscilacion...este es un ensayo para entrar profundamente en temas filosoficos y sociales. El entramado de una sociedad es bastante dificil de encasillar. Una teoria tan relevante es digno de tener en cuenta, maxime cuando se llevan a cabo especulaciones sobre el futuro. Y tambien pueden ser peligrosas si de alli, toman elementos para exterminar al hombre. En la actualidad hay muchas posiciones sobre el futuro y si el tema del coronavirus es algo realizado a proposito para parar la tierra, la productividad y matar a los ancianos para que un poder britanico logre sus objetivos de dominio del mundo. Todo esto cuesta creer, pero regresando al pensamiento del filosofo que propones, nos haces cuestionar las bases mismas de occidente. La verdad que es dificl encontrar una respuesta rapida. Todo depende del tiempo y si estaremos para contar como sigue todo. Un abrazo generoso por tus aportes a esta casa que te agradece y felicitan por tu labor cultural tan amplia y conocida.
¡Con tu breve ensayo sobre lo Faústico y lo Apolíneo consigues, estimado Alejo, darnos una visión sobre las indefiniciones filosóficas aún vigentes!
Interesante que solo subrayas, pero no tomas partido.
En cambio, para mí, lo interesante estaría en tomar partido. Eso de mirar los toros desde lejos, yo lo llamaría comodidad.
Con mucha atención y detenimiento, he leído tu valioso aporte, estimado Alejo, quizá está sirviéndonos para reflexionar en este momento en que en todo el Planeta, sacude la sorpresa interrogativa de lo que está ocurriendo. Relievo la observación que apunta la distinguida escritora Marcela Vanmak, y acoto que es lamentable que una representante del FMI, haya podido "deslizar" en uno de sus comentarios, acerca de la necesidad de extinguir a la gente adulta, siendo dicha dama, no una adolescente...¿Eso buscan las grandes potencias?...Entonces quizá en este dilema del Alma Apolínea y el Alma Fáustica, buscar a una medianera entre los dos...el ALMA MÁGICA, que puede ayudarnos a interpretar en números, el costo que está ocasionando tantas muertes injustas e inhumanas, volcarnos así mismo, a meditar y tocar nuestras almas personales tanto apolíneas como fáusticas.
Gracias distinguido Escritor.
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