No soy el Cristo-Dios que te perdona.
¡Soy un Cristo mejor; soy el que te ama!
Almafuerte
Nombre real: Pedro Bonifacio Palacios siendo Almafuerte el seudónimo más usado pues usa otros en su carrera de escritor.
Nace en San Justo, provincia de Buenos Aires, Argentina; el 13/5/1854 y fallece el 28/2/1917 en La Plata. Multifacético y siempre autodidacta; fue pintor, escritor, maestro, bibliotecario, periodista y traductor.
Tiene una infancia muy triste, carenciada económica y emocionalmente pues su madre fallece siendo él un niño y su padre lo abandona, asumen su crianza los parientes. Reside en suburbios de Buenos Aires.
Su primera vocación es la pintura que pronto abandona para dedicarse a pleno a la escritura y a la docencia. En la ciudad de La Plata es considerado como uno de los “cinco sabios”; junto a Florentino Ameghino, Juan Vucetich, Alejandro Korn y Carlos Spegazzini.
Ejerce la docencia en escuelas urbanas de Buenos Aires, después se traslada al medio rural donde en una oportunidad conoce al entonces ex presidente, Domingo F. Sarmiento. Pasa un tiempo trabajando y es destituido por carecer de título habilitante aunque lo más probable es que fuera por sus poemas muy críticos hacia el gobierno.
En los pueblos donde trabaja fue estimado como periodista apasionado y polémico, así como crítico con los políticos de turno.
Al dejar la enseñanza obtiene un puesto en la Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires, más tarde lo nombran bibliotecario y traductor en la Dirección General de Estadística en esa provincia. Desde 1887 es periodista en el diario El Pueblo de La Plata.
En 1894 retoma la actividad docente en Trenque Lauquen pero a los dos años nuevamente es cesanteado por razones políticas.
Comienza el siglo XX, participa algo en política con poco entusiasmo a causa de su precariedad económica y su actitud reacia a aceptar prebendas y cargos políticos a expensas de los impuestos del pueblo.
En sus últimos años el Congreso Nacional le otorga una pensión vitalicia para que se dedique de lleno a su labor de poeta. Fallece al poco tiempo, a los 62 años. Su casa en La Plata es declarada monumento histórico nacional.
Almafuerte se destaca por su inexplicable fuerza poética. Es un “místico sin Dios y sin esperanza”. Bebe de la fuente de Spencer, se erige como un escritor muy complejo desde el punto de vista intelectual, su figura de revolucionario ético se yergue sobre la corrupción reinante. Más que un artesano es considerado un artífice de la poesía. Es un escritor orgánico, se lo compara con Domingo F. Sarmiento, como este último sus escritos se muestran plenos de fervor y convicción. De “alma dura y potente, incorruptible, contradictoria y no exenta de ternura”. Sus escritos constituyen un golpe frontal a toda hipocresía y a la mediocridad tan de moda en su tiempo así como en otros posteriores. Como todo innovador, esta actitud mental le acarrea odio de los poderosos de turno que ven afectados sus intereses, como también de muchos que, sin pertenecer a la burguesía, no entienden los ideales que lo impulsan. A pesar de que su sinceridad y frontalidad le causó muchos problemas no dejó de manifestar sus verdades.
Sus obras más destacadas son: Lamentaciones, Evangélicas y Avanti (de Siete Sonetos Medicinales)
Obra literaria[editar]Transcripción de Wikipedia.
Palacios publicó algunas obras con distintos seudónimos pero el que más se popularizó fue el de Almafuerte. Entre otras:
Ahora les comparto unos poemas seleccionados entre los más conocidos del autor…
AVANTI!
Si te postran diez veces, te levantas
otras diez, otras cien, otras quinientas:
no han de ser tus caídas tan violentas
ni tampoco, por ley, han de ser tantas.
Con el hambre genial con que las plantas
asimilan el humus avarientas,
deglutiendo el rencor de las afrentas
se formaron los santos y las santas.
Obsesión casi asnal, para ser fuerte,
nada más necesita la criatura,
y en cualquier infeliz se me figura
que se mellan los garfios de la suerte..
.
¡Todos los incurables tienen cura
cinco segundos antes de su muerte!
¡PIU AVANTI!
!No te des por vencido, ni aun vencido,
no te sientas esclavo, ni aun esclavo;
trémulo de pavor, piénsate bravo,
y arremete feroz, ya mal herido.
Ten el tesón del clavo enmohecido
que ya viejo y ruin, vuelve a ser clavo;
no la cobarde estupidez del pavo
que amaina su plumaje al primer ruido.
Procede como Dios que nunca llora;
o como Lucifer, que nunca reza;
o como el robledal, cuya grandeza
necesita del agua y no la implora...
¡Que muerda y vocifere vengadora,
ya rodando en el polvo, tu cabeza!
¡MOLTO PIU AVANTI!
Los que vierten sus lágrimas amantes
sobre las penas que no son sus penas;
los que olvidan el son de sus cadenas
para limar las de los otros antes;
los que van por el mundo delirantes
repartiendo su amor a manos llenas,
caen, bajo el peso de sus obras buenas,
sucios, enfermos, trágicos,... ¡sobrantes!
¡Ah! ¡Nunca quieras remediar entuertos!
¡nunca sigas impulsos compasivos!
¡ten los garfios del Odio siempre activos
los ojos del juez siempre despiertos!
¡Y al echarte en la caja de los muertos,
menosprecia los llantos de los vivos!
Fuente: Prólogo de J. L. Borges del libro “Prosa y poesía de Almafuerte”, Wikipedia y “Almacén de almas” de Alberto Cortez.
Delia Checa – D. A. R.
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Gracias, Elías.
Muy agradecida por tu comentario, mi apreciado amigo.
Me alegro te haya gustado mi aporte.
Excelente
mary
¡¡¡Gracias, Mary!!!
Agregado por Nilo 0 Comentarios 1 Me gusta
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