PENSAMIENTO Y ACCIÓN EN EL HUMANISMO (PRÓLOGO DE EMILIO FIGUEREDO PLANCHART)

[Alejo Urdaneta Fuenmayor]

PENSAMIENTO Y ACCIÓN EN EL HUMANISMO
ENSAYOS DE ALEJO URDANETA
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Prólogo

Alejo Urdaneta es un abogado especializado en Derecho Mercantil, con curso de posgrado en Francia, pero lo que me interesa resaltar es su pasión por muchos temas que se alejan del rigor de las leyes y de su aplicación.
Los temas que aborda en este libro son de diversa naturaleza, pero se observa una preferencia clara por la Literatura y, en particular, por la Poesía; aunque su visión del arte se extiende, ya que le interesa, en particular, comprender y dilucidar qué es arte y cuál es su relación con la política.
Un tema al que Alejo le dedica numerosos ensayos es al del humanismo y, en esto, pareciera ubicarse de lleno en el espíritu de los hombres de la Ilustración, esa maravillosa etapa en la historia de la humanidad en la que los grandes pensadores concebían el conocimiento de manera integral, tal como lo hicieron muchos siglos antes los griegos.
Ese mundo que refleja Alejo en sus ensayos trata de integrar el conocimiento, al abordar la unidad del entendimiento sin la estéril división entre el arte, la ciencia y la política, en su sentido más amplio. Hay que recordar que hombres de la Ilustración, como Condorcet, fueron pioneros de la aplicación de las matemáticas a las ciencias sociales, y pensaban que el progreso de la ciencia podía ser extendido a todas las acciones colectivas del ser humano. Pero el gran arquitecto de ese sueño no fue Condorcet sino Francis Bacon, quien nos decía que teníamos que entender la naturaleza, tanto fuera como dentro de nosotros, para poder impulsar a la humanidad en la senda de su auto mejoramiento.
Es bueno recordar que Bacon fue el gran elaborador del método de la inducción, el cual se contrapuso al de la deducción, que era lo que imperaba antes de su tiempo. En los ensayos de Urdaneta vemos cómo estos van de lo particular a lo general.
Por último no podemos evitar hacer mención a ese gran pensador francés, René Descartes, quien en los años en los que Alejo estudió en Francia tiene que haber sido directa o indirectamente influenciado por él, ya que los franceses siguen siendo, casi por naturaleza, cartesianos, es decir, practican, como manera de ser, la duda metodológica.
Alejo no es ajeno a la realidad del país en el que vive, cuando reflexiona en sus ensayos sobre el totalitarismo y sobre la relación entre nación, política y acción; y, aunque no directamente relacionado –mas sí circunstancialmente– por la renovada importancia de los jesuitas en la conducción de la iglesia católica, los desmenuza, no solo al intentar explicar qué ha sido esa importante orden religiosa, sino además al retomar contacto con el pensamiento de ese gran jesuita que fue Pierre Teilhard de Chardin.
Pero donde Alejo muestra su particular afinidad de alma es cuando nos presenta su visión de cuatro grandes poetas latinoamericanos: Octavio Paz, Pablo Neruda, Gabriela Mistral y nuestro gran poeta Vicente Gerbasi. El amor y, a la vez, su preocupación se reflejan en el teatro como fuente de catarsis social. Se ve que pertenece a una generación que, en nuestro país, tuvo la oportunidad de convivir por años con el gran teatro, no solo nacional, sino con el que venía de distintos lugares del mundo, para presentarnos en los estupendos festivales lo que se hacía en la dramaturgia mundial.
Como señalé al principio, Alejo Urdaneta habría sido feliz viviendo no solo en los dos gloriosos siglos en los que los pensadores de la Ilustración alumbraron a la humanidad sino, tal vez, le hubiera gustado estar en la otra era gloriosa del pensamiento humano como lo fue, particularmente en Italia, el Renacimiento.
Hoy vivimos en nuestro país momentos difíciles, en los que pareciera que no solo se detiene el tiempo del progreso y de la razón sino, lo que es más preocupante, pareciera que hubo un retorno a épocas pasadas, que no precisamente llenan de honra a la humanidad.
Un libro como el que hoy nos presenta Alejo es una clarinada en una tierra cada día más yerma, en la que la inteligencia, la cultura, la solidaridad, la tolerancia, en fin, el humanismo ha sido desterrado de esta otrora tierra de gracia y su lugar ha sido ocupado por la barbarie, la improvisación, la codicia, la audacia sin sustancia y, lo peor, por toda la incubación del odio y la división como mecanismo de sustentación del poder, de una nomenclatura cada día más alejada y diferenciada de todos los que vivimos y padecemos la Venezuela de hoy.
Invito a todos a acometer la lectura de este libro, que recopila algunos de los principales ensayos de Alejo Urdaneta, y así poder disfrutar de una visión de conjunto sobre temas de interés universal; y abandonar, por un tiempo, la cotidianidad que nos abruma y que reduce nuestra inteligencia y conocimiento a su mínima expresión.
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Emilio Figueredo Planchart

[Ronald Bonilla Carvajal]

muy bueno, te felicito, abrazos

[Teodora E. Leon Salmon]

Una belleza en sus letras y muy interesante. Felicitaciones.
Saludos cordiales
Teodora

[Benjamín Adolfo Araujo Mondragón]

¡Excelente prólogo de Figueredo, Alejo!

[Delia Pilar]

Me encantó el ensayo que publicas en el que mencionas al gran Pedro Vasconcelos.

El fusionar ensayo con poesía me parece un avance en la literatura. 

Le quita aridez al ensayo al proporcionarle belleza. 

Agradezco lo hayas compartido y extiendo este acto a Emilio Figueredo

por la lucidez de sus palabras en el prólogo, Alejo.